Hasta un 4% de los niños toman medicación para dormir
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El viernes anterior al equinoccio de marzo o tercer viernes de marzo, este año este 17 de marzo, la Asociación Mundial de Medicina del Sueño celebra, desde hace 15 años, el Día Mundial del Sueño con la finalidad de sensibilizar a la población acerca de la importancia de dormir bien. Además, se pretende tratar las causas y síntomas de la falta de sueño, un problema que si no es tratado a tiempo puede ocasionar serios problemas de salud.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce 88 tipos distintos de trastornos del sueño, siendo el insomnio el más frecuente. El insomnio crónico afecta al 8-10% de la población adulta, y el insomnio transitorio es padecido por alrededor del 40% de la población de cualquier país occidental. El 17 de marzo se celebra el día mundial del sueño, día que la Sociedad Mundial del Sueño (WSH pos sus siglas en inglés) aprovecha para concienciar a la sociedad sobre la importancia de mantener una buena salud del sueño.
El lema de 2023 es ‘El sueño es esencial para la salud’. Todos los expertos están de acuerdo en que, al igual que la buena alimentación y el ejercicio físico moderado, el sueño de calidad es un hábito fundamental para el bienestar físico, mental y social. El lema pretende remarcar la importancia para el cuerpo y la mente de tener un sueño saludable. «Al igual que comer bien y hacer ejercicio, el sueño es un comportamiento fundamental para el bienestar físico, mental y social», señala la Sociedad Mundial del Sueño. «Sin embargo, el sueño aún no se considera comúnmente como un comportamiento esencial para una buena salud», remarcan desde la WSH.
Si dormir bien no se considera aún fundamental para la salud de los adultos, aún menos en edades tempranas sin embargo, los trastornos del sueño en la edad pediátrica son una patología muy frecuente que, aún es escasamente valorada por la mayoría de los profesionales. Se estima que la prevalencia de dichos trastornos en pediatría oscila entre el 20 y el 30%. El sueño es una función básica para la vida del niño y cada vez se conocen más las influencias de las alteraciones del sueño en la infancia, repercutiendo en su vida diaria a nivel cognitivo, emocional, en la capacidad de aprendizaje, y en su relación en el ámbito familiar.
Son escasos los estudios realizados sobre la patología del sueño, y la formación que recibe el pediatra en dichos trastornos es muy deficitaria, sin embargo, se estima que hasta un 4% de los niños toman alguna vez medicación hipnótica en la infancia, tal y como documenta, un estudio de ‘Pediatría Atención Primaria’.
Hábitos incorrectos en niños
La coordinadora de la Unidad de Trastornos Neurológicos de Sueño del Hospital Universitario La Paz y presidente de la Sociedad de Medicina del Sueño, la Dra. Milagros Merino, alerta, en declaraciones a OKSALUD, de las alteraciones que pueden sufrir los más pequeños: «Los niños pequeños pueden tener problemas de insomnio (lo más frecuente), de origen orgánico o conductual, trastornos respiratorios relacionados con el sueño (habitualmente por hipertrofia adeno-amigdalar o inmadurez), parasomnias (como los terrores nocturnos), trastornos motores relacionados con el sueño (como movimientos rítmicos o sueño agitado) o trastornos del ritmo circadiano (frecuente en niños con trastornos del neurodesarrollo)».
Además, la doctora Merino señala que en muchos casos, intervienen hábitos incorrectos (estructurales o motivados por la desesperación de los padres ante el problema del sueño). Dar tomas demasiado frecuentes durante la noche o dormir al niño contándole un cuento mientras visualiza imágenes ante una pantalla iluminada son hábitos nocivos para conseguir un sueño ‘de calidad’.
Para mejorar esos hábitos, la doctora aconseja a los padres mantener unos horarios regulares de sueño y comidas (incluso en vacaciones), evitar estimular al niño al final de la tarde (como juegos muy activos, bebidas de cola o chocolate), cuidar el entorno (con oscuridad durante la noche … aunque a veces hay que mantener una luz de seguridad tenue para que el niño se tranquilice, ambiente silencioso, habitación confortable, etc), favorecer la exposición a la luz, preferentemente natural, durante la mañana o tomar leche antes de acostarse (como fuente de triptófano, precursor de la melatonina, neurohormona que induce el sueño).
La Academia Americana de Medicina del Sueño establece las horas que, en cada franja de edad, deben dormir los más pequeños de la casa:
Neonatos: más de 16 horas
- 4 – 12 meses: entre 12 y 16 horas (incluyendo siestas)
- 1 – 2 años: 11 a 14 h (incluyendo siestas)
- 3 – 5 años: 10 a 13 h (incluyendo siestas)
- 6 – 12 años: 9 a 12 horas
- Adolescentes: de 13 a 18 años: 8 a 10 horas
Para lograr cumplir los objetivos marcados por la Academia Americana del Sueño, puede surgir la duda de a qué hora debemos acostar a nuestros hijos. La coordinadora de la Unidad de Trastornos Neurológicos de Sueño de La Paz no establece una hora exacta, pero sí señala que se deben acostar a la hora que permita dormir estas horas. «Lo que no se puede/debe permitir es que niños pequeños se acuesten a las 23:00 horas como vemos muchas veces» recalca la doctora Merino.
Pantallas
La doctora Merino relata que antes de la pandemia se publicó acerca de que los «gurús» digitales de Silicon Valley crían a sus hijos sin pantallas y comenta. «El uso excesivo de dispositivos electrónicos con pantalla iluminada o al final del día, favorece las conductas adictivas o afecta a la cantidad y calidad del sueño. En ambos casos, también repercute en su rendimiento académico, ánimo, atención y sociabilidad. Si un hijo usa demasiado el móvil o lo hace al final de la tarde o por la noche y se resiste a no usarlo, hay que recurrir al «no es no».
Entretanto, en adolescentes -sostiene- «puede ser más complicado pero siempre queda el recurso de guardar en un cajón bajo llave hasta la mañana siguiente». Para evitar (en lo posible) la adicción al uso del móvil, la especialista aconseja seguir los consejos del médico epidemiólogo, catedrático de la Universidad de Navarra y profesor de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, Miguel Ángel Martínez-González: «Los padres inteligentes compran a sus hijos móviles tontos y los padres tontos compran a sus hijos teléfonos inteligentes».
Con todo, la presidente de la Sociedad de Medicina del Sueño expone un decálogo de consejos prácticos para papás y mamás para lograr un buen sueño en sus hijos:
- Rutinas previas al sueño
- Acompañar al niño al inicio de la noche para que se sienta seguro
- Horarios regulares
- Actividades relajantes antes de acostarse
- Si duerme siesta, breve (menos de 30 min)
- Oscuridad durante la noche (si tiene miedo, luz de seguridad)
- Habitación tranquila
- Luz natural por la mañana
- Evitar bebidas con cafeína, cola o chocolate al final de la tarde
- Evitar comer/beber en exceso o con frecuencia durante la noche