Ni un vaso ni un brik: la cantidad de lácteos que los mayores de 60 deben tomar para equilibrar su dieta

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Una alimentación adecuada en la tercera edad es fundamental para conservar una buena salud y evitar problemas causados por deficiencias o excesos nutricionales que pueden afectar la calidad de vida.
En este sentido, los lácteos ocupan un lugar destacado en la dieta de las personas mayores, pero su consumo debe estar ajustado para garantizar beneficios sin riesgos.
¿Cuál es entonces la cantidad adecuada de leche y productos lácteos que los mayores deben incorporar en su alimentación diaria para favorecer un equilibrio nutricional? Esto es lo que dicen los expertos.
Recomendaciones clave para el consumo diario de lácteos en personas mayores
El envejecimiento reduce la necesidad calórica, por lo que las porciones deben ser más pequeñas y frecuentes para evitar la pérdida de apetito y asegurar una ingesta adecuada de nutrientes esenciales.
Según la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), los adultos mayores deberían incluir entre 2 y 3 raciones de lácteos al día como parte fundamental de su dieta. Estos productos aportan calcio y grasas saludables, indispensables para mantener la masa ósea y la función celular.
Se recomienda optar preferentemente por versiones bajas en grasa, como yogures naturales, leche semidesnatada o quesos frescos, que proporcionan estos nutrientes sin exceder en calorías o grasas saturadas.
Cómo integrar los lácteos dentro de una dieta balanceada para personas mayores
El consumo de lácteos debe complementarse con otros grupos alimenticios para mantener una alimentación completa y variada. Según informa Cuideo, la SENC aconseja estas cantidades:
- Verduras y hortalizas: consumir 2 a 3 porciones diarias para asegurar una buena dosis de fibra, vitaminas y minerales.
- Frutas: incorporar 3 a 4 raciones diarias, que contribuyen con antioxidantes y vitaminas esenciales.
- Cereales, legumbres y tubérculos: deben estar presentes en las comidas principales, adaptados al nivel de actividad física de cada persona.
- Proteínas animales o vegetales: entre 1 y 3 raciones diarias, priorizando opciones fáciles de masticar como pescados, huevos y legumbres.
La hidratación también es fundamental, con una recomendación de 8 a 12 vasos de agua diarios, que pueden complementarse con infusiones o caldos, ayudando a prevenir la deshidratación, frecuente en esta etapa de la vida.
Consejos prácticos para aprovechar al máximo los lácteos
Además de respetar las porciones recomendadas, es importante elegir lácteos que se adapten a la digestión y preferencias de cada persona. Para quienes presentan dificultades masticatorias, productos cremosos como yogures o quesos frescos son ideales. Incorporar estos alimentos en desayunos, meriendas o postres contribuye a una ingesta regular y agradable.
La calidad también es clave: optar por lácteos frescos, preferiblemente sin azúcares añadidos, favorece la salud metabólica. En situaciones de riesgo de desnutrición, enriquecer las comidas con queso rallado o leche en polvo puede aportar un extra de proteínas y calorías necesarias.
Una dieta equilibrada en la vejez, donde el consumo controlado y adecuado de lácteos forma parte integral, previene enfermedades como la osteoporosis y contribuye a mantener la vitalidad y el bienestar general.
Por ello, adaptarse a las recomendaciones como las de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, es una apuesta segura para la salud de los mayores. Y tú, ¿cuántos lácteos consumes a diario?