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La esclerodermia, la enfermedad de la piel desconocida

La esclerodermia, la enfermedad de la piel desconocida
picor piel

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Las enfermedades de la piel son tantas, y a veces tan parecidas, que es importante revisar cada una por separado para conocerlas. En este caso vamos a repasar qué es la esclerodermia, cuáles son sus causas y qué tratamientos existen para poder combatirla.

Lo primero que debes saber es que se trata de una patología autoinmunitaria que provoca inflamación y engrosamiento de la piel. Puede afectar otras zonas del cuerpo, pero generalmente se limita sólo al órgano más extenso que tenemos los seres humanos. Transcurrido un tiempo, la esclerodermia acaba produciendo alteraciones en el funcionamiento de varios de nuestros sistemas.

Clases de esclerodermia

Se pueden distinguir dos clases de esclerodermia, cada una sus características y diferencias notables respecto de la otra:

  • Localizada, la que sólo afecta a la piel y las estructuras que se ubican inmediatamente debajo de este órgano
  • Sistémica, la que afecta la piel pero además otras partes. Es la esclerodermia más grave y puede impedir la correcta respuesta de aparatos como el respiratorio, el circulatorio y el urinario, afectando los pulmones, el corazón y los riñones

¿Quiénes suelen sufrir de esclerodermia?

Ésta es una enfermedad que padecen algunos grupos de riesgo más que otros, si bien cualquier ser humano puede desarrollarla. Entre los factores de peligro de esta patología destacan el ser mujer, tener entre 30 y 50 años, y ascendencia afroamericana.

Nuevamente, hay que insistir en que aquellos que no cumplen estas condiciones también pueden ser víctimas de ella.

Hay que prestar atención a los síntomas, especialmente cuando sí se cumplen esas condiciones. Sobre todo quienes poseen antecedentes familiares deberían recurrir a un centro médico cuanto antes en caso de percibir algún indicio de esta enfermedad.

¿Cuáles es la sintomatología de la esclerodermia?

Los síntomas pueden variar entre dos personas considerando, por ejemplo, la clase de esclerodermia. Sin embargo, casi siempre vemos que algunos de ellos se repiten. El síntoma más común es, sin duda, la aparición de una especie de parches de piel gruesa.

Los parches pueden ser firmes y ovalados, contenidos en un área de la piel, o extenderse por muchas de las partes del cuerpo. Asimismo, no es extraño que los acompañen unas líneas de piel dura de otro color que recorren sus brazos y sus piernas.

Los pacientes con esclerodermia sistémica -o esclerosis sistémica- tienden a sentirse cansados durante todo el día, incluso cuando han descansado lo suficiente por la noche y no han sido sometidos a una exigencia física. De combinarse las anomalías de la piel con esta fatiga sin explicación aparente, se debe hacer una consulta con el doctor cuanto antes para descartar la esclerodermia.

¿Qué genera esta afección?

Esto sigue siendo un misterio para la comunidad científica, que continúa investigando el tema pero no ha podido contestar aún a una pregunta tan básica como la del origen de la esclerodermia. Eso sí, los investigadores han informado que hay una serie de factores complementarios a los citados, y que vale la pena mencionar para concienciar a las poblaciones identificadas con alguno de ellos.

Genética

Ciertos genes aumentan la probabilidad de presentar esta patología. Aunque no es una enfermedad hereditaria, sí hay una probada predisposición a la esclerodermia de quienes poseen antecedentes familiares. Entonces, deben ser especialmente precavidos.

Medio ambiente

Influye la exposición a la contaminación ambiental, representada por elementos como virus, bacterias o productos químicos.

Cambios en el sistema inmune

En algunos casos, el sistema de defensa del cuerpo se modifica. Si eso hace que las células produzcan demasiado colágeno, este exceso podría llevar a la formación de los parches de piel dura y gruesa. Las células cancerígenas se comportan de forma similar.

Hormonas

Semejantes en otras cosas, las particularidades hormonales de los hombres y mujeres las hacen a ellas más vulnerables.

Diagnóstico, evolución y tratamiento

Para confirmar el diagnóstico de esclerodermia, se somete a la persona a un reconocimiento reumatológico. En éste, el sujeto señala a un experto cuáles son los síntomas y, si el profesional lo cree oportuno, le pedirá unos exámenes torácicos, digestivos, cardiorrespiratorios, etc. Ya con la evidencia de los resultados, podrá identificar el tipo de esclerodermia.

La evolución de esta patología puede ser lenta o rápida. Esto dependerá de qué tan alto sea el grado de afectación del organismo. Algunos pacientes experimentan dificultades severas en poco tiempo mientras que otros conviven con la enfermedad sin molestias. Las complicaciones normalmente salen por una piel dura, más allá del cansancio o fatiga sin explicación alguna.

En cuanto al tratamiento, no existen medicamentos para curar la esclerodermia. Eso sí, hay remedios para paliar los síntomas que pueden mejorar sustancialmente la calidad de vida de quienes la sufren una vez que se les diagnostica la enfermedad. Los fármacos serán indicados por el reumatólogo, atendiendo a las molestias de cada paciente, y pueden variar conforme avance la patología.

Ante los primeros síntomas, ve a la clínica u hospital más próximo a tu casa. Eso podría evitarte futuros dolores de cabeza.

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