Encefalitis, una enfermedad que deja secuelas y efectos duraderos en la función cerebral

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Según datos de la Sociedad Española de Neurología, cada año se detectan en España casi 600 nuevos casos de encefalitis. Una enfermedad muy grave -que lleva asociada una alta tasa de mortalidad- y que produce fiebre, dolor de cabeza, confusión, convulsiones, y en casi el 20% de los casos, daño cerebral permanente.
La encefalitis se produce cuando las defensas del cerebro fallan y este se infecta, provocando una inflamación. Y aunque suele ser provocada por una infección viral, también puede producirse por bacterias o reacciones autoinmunes, y en más de la mitad de los casos no se llega a identificar nunca la causa.
Entre los pacientes más propensos a sufrir esta enfermedad están los niños, los ancianos y las personas con el sistema inmune debilitado, por lo que un diagnóstico temprano es primordial, tanto para el diagnóstico del paciente como para minimizar secuelas.
¿Por qué se produce la encefalitis?
El cerebro tiene su propio sistema de defensa formado por las meninges y la microglia, pero a veces esta protección falla y se produce una inflamación del tejido cerebral conocida como encefalitis. Esta patología «suele estar infradiagnosticada», explica la Dra. Rebeca Fernández, neuróloga del Hospital Universitario la Luz de Quirónsalud, «debido a la dificultad en su identificación». «Los síntomas iniciales de la encefalitis pueden asemejarse a los de otras enfermedades comunes», detalla, recordando que «la fiebre, el dolor de cabeza, la confusión, e incluso las convulsiones, deben hacer saltar la alarma de que puede ser algo muy grave, por lo que debemos descartar que sea una infección viral, u otros trastornos neurológicos con un diagnóstico diferencial».
«La encefalitis se desarrolla de manera progresiva por lo que los signos más graves, como son la alteración de la conciencia, el comportamiento, los déficits motores o sensoriales, los trastornos del habla y las convulsiones, pueden no aparecer de inmediato», advierte la especialista, recordando la importancia que puede tener «una detección rápida y un tratamiento precoz para la evolución del paciente y para evitar futuras secuelas».
Diagnosticar la encefalitis
Dado su carácter complejo, el diagnóstico precoz requiere de pruebas especializadas, como análisis de sangre, resonancias magnéticas y análisis del líquido cefalorraquídeo a través de una punción lumbar. «Procedimientos esenciales para identificar el agente causante», añade la Dra. Fernández (ya sea un virus o una infección bacteriana) y «determinar el tipo de encefalitis al que nos enfrentamos».
«Dependiendo del tipo de encefalitis, esta puede llegar a provocar un estado epiléptico, un edema cerebral, una insuficiencia respiratoria e incluso el fallecimiento», incide la especialista, poniendo en valor además el papel fundamental de la familia en los casos en los que los pacientes sufren secuelas, ya que «ven afectada su calidad de vida en gran medida y requieren rehabilitación integral con terapeutas ocupacionales, logopedas, neuropsicólogos y fisioterapeutas».
Encontrar la causa, la clave del tratamiento
En el 50% de los casos, aproximadamente, la causa de la encefalitis se desconoce, siendo las encefalitis infecciosas son las más frecuentes. Sin embargo, las investigaciones sobre esta enfermedad apuntan a la inmunodeficiencia asociada a procesos oncológicos y a procesos de enfermedad sistémica como la vasculitis, como factores clave en el desarrollo de esta patología. Por eso, y ante cualquier síntoma de sospecha, la Dra. Fernández incide en la necesidad de «realizar las pruebas pertinentes» y poner en marcha cuanto antes un «tratamiento específico».
«Medidas de cuidados constantes, antivíricos, antibióticos, terapia de inmunoglobulinas o incluso terapias de limpieza en sangre del paciente, como puede ser la plasmaféresis, pueden marcar la diferencia en la evolución clínica, y posterior recuperación del paciente», concluye la neuróloga.