Dra. Pinilla: «La fotoprotección oral es una aliada, no una alternativa a las cremas»
"Están especialmente indicados en personas con fototipos bajos (piel clara) y pacientes con piel sensibilizada por tratamientos oncológicos"

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La fotoprotección es uno de los pilares fundamentales en la prevención del daño solar, el envejecimiento prematuro y el cáncer de piel, tal y como explica en entrevista a OKSALUD la Dra. Irene Pinilla García del Servicio de Cirugía Plástica y Medicina Estética del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario. Más allá de la protección tópica tradicional, cada vez cobra más protagonismo la fotoprotección oral, basada en principios activos antioxidantes que refuerzan las defensas cutáneas desde el interior.
La doctora Pinilla, explica qué hay de cierto en los suplementos solares, cómo deben utilizarse y para quién están recomendados. Y lanza un mensaje claro: «La fotoprotección oral es una aliada, no una alternativa, a una alimentación equilibrada y a los buenos hábitos al sol».
PREGUNTA.- ¿Qué precauciones debemos tomar en verano más allá del uso del protector solar convencional?
RESPUESTA.- La prevención constituye un pilar fundamental en la práctica dermatológica, y la fotoprotección sigue siendo la estrategia más efectiva, ya que prevenir siempre resulta más beneficioso que tratar las consecuencias del daño cutáneo.
Las recomendaciones incluyen: el uso diario de fotoprotectores tópicos que contengan filtros físicos y químicos de amplio espectro; ropa con protección solar certificada, especialmente en la playa o piscina (en niños sobre todo); usar de gafas de sol con filtros UV y sombreros de ala ancha o gorras; la fotoprotección oral mediante suplementos ricos en antioxidantes; evitar la exposición directa al sol entre las 12:00 y las 16:00 horas y una hidratación adecuada. En situaciones de exposición solar prolongada, es indispensable reaplicar el fotoprotector cada dos horas o tras el baño, la sudoración excesiva o el secado con toalla.
P.- ¿En qué consiste la fotoprotección integral y qué productos o hábitos incluye además de las cremas?
R.- Consiste en la administración de suplementos nutricionales que actúan como coadyuvantes en la protección frente a la radiación ultravioleta. Están especialmente indicados en personas con fototipos bajos (piel clara), pacientes con piel sensibilizada por tratamientos oncológicos como la quimioterapia o la radioterapia, y en aquellos con antecedentes personales de cáncer cutáneo, especialmente melanoma.
Se recomienda iniciar la suplementación durante la primavera, con una dosis diaria, para preparar la piel antes de una exposición solar más intensa. Estos complementos suelen estar formulados con compuestos antioxidantes, vitamina C, vitamina E, licopeno y otros fitonutrientes con capacidad fotoprotectora.
Es fundamental destacar que la fotoprotección oral no sustituye una alimentación equilibrada, sino que la complementa. Se debe priorizar la ingesta de alimentos ricos en antioxidantes naturales, como flavonoides y carotenoides que favorecen la producción de melanina, protegen las fibras de colágeno y neutralizan los radicales libres generados por la radiación UV. Hay que tomar zanahorias, naranjas, nueces, legumbres y verduras de hoja verde (ricas en vitamina E), así como vegetales de color naranja, amarillo o rojo (como tomates y ciruelas), con alto contenido en betacarotenos. Los alimentos ricos en vitamina B, como los huevos, contribuyen a mejorar la elasticidad cutánea, y aquellos con elevado contenido hídrico, como el melón o la sandía, favorecen una adecuada hidratación dérmica durante los meses de calor.
Existe la posible fotosensibilización inducida por determinados fármacos o principios activos cosméticos por lo que hay limitar el uso de productos tópicos irritantes, como ácidos o retinoides y aplicarlos exclusivamente a las rutinas nocturnas.
P.- ¿Qué tipos de manchas cutáneas pueden aparecer o agravarse en verano y cómo prevenirlas?
R.- Los léntigos solares y el melasma son hiperpigmentaciones cutáneas asociadas a una sobreproducción de melanina, cuya aparición y agravamiento están directamente relacionados con la exposición a la radiación ultravioleta. Son particularmente frecuentes en individuos con fototipos intermedios a altos, y tienden a intensificarse durante los meses de mayor radiación solar.
Las cicatrices recientes requieren especial atención, ya que la exposición solar puede inducir hiperpigmentación postinflamatoria en dichas zonas, comprometiendo el proceso de cicatrización y afectando el resultado estético final.
Para prevenir la aparición o el empeoramiento de estas lesiones pigmentarias, se recomienda una fotoprotección estricta mediante el uso de filtros solares de amplio espectro, reaplicados con la frecuencia adecuada. Pero debe ser reforzada con fotoprotección oral rica en antioxidantes y evitando productos cosméticos potencialmente irritantes, como exfoliantes, retinoides o ácidos, en las horas previas a la exposición solar.
P.- ¿Qué son las alergias solares y cómo podemos reconocerlas y tratarlas?
R.- La fotodermatosis más frecuente es la erupción polimorfa lumínica, una reacción cutánea inducida por la exposición a la radiación ultravioleta. Se manifiesta clínicamente mediante prurito, eritema y la aparición de vesículas o pequeñas ampollas en las zonas fotoexpuestas, especialmente al inicio de la temporada estival, cuando la piel aún no se ha adaptado progresivamente a la radiación solar.
El manejo terapéutico incluye el uso de antihistamínicos orales para controlar el prurito y corticoides tópicos de baja a moderada potencia para reducir la inflamación local. En pacientes con recurrencias frecuentes, se puede considerar la fototerapia preventiva supervisada o la administración de fotoprotectores orales como medida coadyuvante.
P.- ¿Qué cuidados postsolares recomienda para reparar la piel tras una jornada al sol?
R.- Se recomienda el uso de productos dermocosméticos postsolares formulados con agentes calmantes y regeneradores, como aloe vera, pantenol o ácido hialurónico. La aplicación de aguas termales puede proporcionar un efecto calmante adicional. Evitar el uso de productos potencialmente irritantes, como exfoliantes, retinoides o ácidos, durante las horas posteriores a la exposición. En presencia de quemaduras solares, deben emplearse cremas reparadoras con propiedades antiinflamatorias y calmantes. En casos de quemaduras severas, con aparición de ampollas, dolor intenso o síntomas sistémicos, se recomienda consultar a un profesional médico.
P.- ¿Cómo reconocer la gravedad de las manchas en la piel?
R.- Las manchas cutáneas benignas suelen ser homogéneas en cuanto a color, forma y tamaño. Sin embargo, deben generar sospecha aquellas que presentan asimetría, bordes irregulares, múltiples tonalidades, un diámetro superior a 6 mm o una evolución progresiva en el tiempo. Estos criterios corresponden al método ABCDE, útil para la autoexploración y la detección precoz de lesiones malignas como el melanoma. Ante cualquiera de estos signos, es imprescindible acudir a un dermatólogo para una valoración especializada mediante dermatoscopia.
P.-¿Podría indicarnos cómo influye la exposición solar acumulada en el riesgo de desarrollar un melanoma?
R.- La exposición solar acumulada a lo largo de la vida, y en particular las quemaduras solares durante la infancia y adolescencia se asocian estrechamente con un mayor riesgo de desarrollar melanoma, el cáncer cutáneo más agresivo. Pero, a pesar de su gravedad, es una de las neoplasias más prevenibles mediante una adecuada protección solar desde edades tempranas. Evitar quemaduras, realizar autoexploraciones regulares y someterse a controles dermatológicos periódicos, especialmente en personas con antecedentes familiares o numerosos nevus, son medidas clave para una detección precoz y eficaz.
P.- ¿En qué casos deberíamos acudir al dermatólogo tras la exposición solar?
R.- Es recomendable consultar con un dermatólogo ante la aparición de quemaduras solares graves, especialmente si se acompañan de ampollas, fiebre o malestar general. También si se observan manchas nuevas, cambios en lunares preexistentes, lesiones cutáneas que no cicatrizan y la presencia de piel áspera, engrosada o con descamación persistente tras el verano ya que podría tratarse de queratosis actínicas, lesiones precancerosas con potencial de evolución hacia carcinoma cutáneo.