Diez cosas que los pediatras dicen que hay que hacer para que los niños tengan un verano seguro
Las recomendaciones van desde pautas de vacunación hasta juegos seguros

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Un equipo de expertos pediatras de la Universidad Johns Hopkins comparte diez recomendaciones clave para cuidar la salud de los niños en los meses de verano.
Atención a los signos de agotamiento o golpe de calor. Los golpes de calor se producen cuando el organismo pierde agua y sales minerales. Los síntomas van desde calambres musculares hasta palidez, náuseas, vómitos y diarrea, dolor de cabeza, fatiga, debilidad e incluso ansiedad. Normalmente se presentan con una fiebre por encima de los 38 grados.
Los niños y los adolescentes tardan más en adaptarse al calor que los adultos. Los niños con enfermedades crónicas (como exceso de peso o consumo habitual de ciertos medicamentos) son aún más vulnerables. Para prevenir el agotamiento, recuerda a los niños que descansen de vez en cuando y beban con frecuencia si hace calor. Si un niño muestra estos síntomas, necesita ir inmediatamente a un lugar fresco, retirar exceso de ropa, usar un abanico o aplicar un tejido húmedo y fresco al rostro. Ofrécele bebida con sales y azúcares, como un refresco energético. Si no mejora, llévalo al hospital inmediatamente.
Lleva siempre botellas de agua. Cuando suben las temperaturas y los niños empiezan a sudar, es fácil que se deshidraten si no reemplazan los líquidos que van perdiendo. Además, la deshidratación pone a los niños en situación de riesgo de otras enfermedades más serias. Los niños necesitan entre 4 y 8 vasos de líquidos cada día dependiendo de su edad, el calor, la humedad del ambiente en el cual se encuentran y las actividades en las que participan.
Protégeles del sol con la ropa y protectores solares. Todos los niños, al margen de su tono de piel, necesitan llevar protección solar de amplio espectro con un factor 30 como mínimo. Deben reaplicarse cada dos horas o antes (si se han bañado o han sudado mucho). La ropa que protege del sol, como gorros y prendas específicas, proporciona capas adicionales para mantener a salvo la piel de los niños.
Siempre con vigilantes. Un adulto con formación debe supervisar siempre las actividades acuáticas, y deben evitarse las aguas de baño peligrosas. Procura tener también en cuenta posibles fuentes de contaminación o presencia de parásitos, sobre todo en lugares de baño con agua dulce y a temperaturas relativamente elevadas.
Los niños nunca deben acercarse a fuegos artificiales, ni siquiera a los de menor tamaño. Nunca debe permitirse a los chavales jugar con ellos. Las quemaduras accidentales pueden producirse con una rapidez sorprendente. La distancia también es importante en las barbacoas y similares, además de mantener un cubo de agua fría y una fuente de agua a mano siempre que sea posible.
Casco en la bicicleta y los patinetes. Los cascos protegen a los niños de lesiones graves. Diversos estudios muestran que los cascos pueden evitar hasta el 60% de los daños serios ocasionados por accidentes de este tipo.
Atención a los «insectos de temporada». Las garrapatas, e insectos como los mosquitos, que pueden ser portadores de enfermedades, proliferan en los meses de calor. Para evitar picaduras, los niños pueden llevar manga larga y pantalones ligeros, pero largos, con los calcetines como «cierre» cuando se encuentren en áreas de hierba. Se pueden usar los repelentes recomendados por pediatras.
Asegúrate de cumplir el calendario vacunal y mantén una buena higiene de manos, sobre todo antes de comer o al ir a tocar la nariz o la boca.
Evita las camas elásticas. Cada vez son más populares, pero las camas elásticas son motivo de múltiples lesiones. Son preferibles otras actividades, como los paseos en bicicleta o los deportes de equipo.
Evita que los niños beban en las fuentes recreativas (instaladas en algunos lugares para que los niños puedan mojarse libremente en épocas de calor). Hay muchas en las que puedes refrescarte en algunos parques, pero es mejor usar para beber agua con un origen más seguro.
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