¿Vox, el voto refugio en Cataluña?

La moción de censura, además de servir de examen sobre las cualidades o debilidades de Santiago Abascal como presidenciable, tuvo una segunda derivada, la de servir de marco de lujo para lanzar al candidato de Vox a la Presidencia de la Generalitat, Ignacio Garriga. Y aprobó el examen como alternativa para aquellos catalanes muy enfadados con el separatismo, y que quieren mano dura contra aquellos que no solo dieron un golpe de Estado contra nuestra democracia, sino que además prometen que lo volverán a hacer.

El mejor candidato a la Generalitat dentro del centroderecha no separatista es el popular Alejandro Fernández, pero está muy solo. La sensación de que el PP nacional no se toma muy en serio las autonómicas catalanas lastran a un buen presidenciable, y por mucho que Fernández sea el mejor orador del Parlament, con eso no basta para intentar dar el salto de los cuatro míseros diputados (sobre 135) que tienen los populares ahora, a un resultado que les permita ser importantes en el futuro de la política catalana.

De la misma manera que en el 2017 conocidos míos que no habían votado jamás a Cs comenzaron a pasarse por docenas a la lista de Arrimadas, en una oleada general que se tradujo en un resultado histórico para la formación naranja, ahora estoy escuchando, con menor intensidad, pero de manera constante, que Vox es el voto de castigo para el separatismo. Carrizosa es mejor candidato que Lorena Roldán, dado que su discurso ha sido más combativo contra el secesionismo y nunca fue a una manifestación independentista con barretina –como sí hizo Roldán-, pero Ciudadanos desaprovechó en estos tres últimos años su victoria en las últimas elecciones al Parlament, y remontar los malos augurios de las encuestas les va a ser muy difícil.

La duda es cuántos diputados, de los 36 que tienen ahora, se va a dejar Ciudadanos por el camino. Tienen tres meses por delante para remontar lo que apunta a un mal resultado. Lo natural es que Alejandro Fernández recuperara buena parte del voto prestado del PP a Cs, y que por su desparpajo y discurso efectivo, se convirtiera en el heredero de Arrimadas como azote del independentismo. Pero todo indica que no va ser así, y que el trono se va a repartir entre él y el candidato de Vox. Garriga le va a quitar buena parte de ese voto.

Veamos las estrategias: Vox apuesta por Cataluña y potencia a Garriga y le da visibilidad, y se nota que están invirtiendo medios para arroparle. ¿Qué hace el PP por Alejandro Fernández? Seguro que en Génova tienen un plan, pero la sensación que da ahora mismo el PP catalán es que apenas tienen apoyo económico y material de Génova para construir una alternativa al separatismo. Los populares tienen al mejor candidato del centroderecha no separatista, pero Vox les puede comer la tostada porque los de Abascal están actuando en Cataluña con más convicción que los populares.

En un momento de desánimo entre los catalanes no separatistas, en el que se habla que más de medio millón de votantes no independentistas se pueden quedar en su casa, lo que menos funciona es dar la sensación de que Cataluña no es suficientemente importante cuando sigue siendo uno de los principales problemas de nuestra nación. Porque el golpe separatista no se detiene, y el “lo volveremos a hacer” lo escuchamos cada día, por boca de los principales dirigentes independentistas.

Tras el veto a la visita del Rey, la sentencia del Supremo que convirtió la rebelión en sedición, la absolución de Josep Lluís Trapero, la sensación de que los políticos independentistas no están cumpliendo penas de prisión sino de balneario, y otros hechos similares, la moral anda baja entre amplios sectores de los catalanes no separatistas. El que sepa levantarla y dar ánimos a unos votantes muy desanimados se llevará el gato al agua. Ciudadanos y PP tienen que ponerse las pilas si quieren conseguir un resultado que permita salvar la cabeza a sus dirigentes actuales y evitar que sus compañeros de partido que están con la guadaña consigan sus objetivos.