Valerio se aferra al cargo hasta que la salve la mayoría afín del TC
Después de que el Tribunal Supremo haya rechazado el incidente de nulidad que interpuso la ex ministra socialista Magdalena Valerio contra la sentencia del alto tribunal que anulaba su nombramiento como presidenta del Consejo de Estado al no considerarla jurista de reconocido prestigio, la estrategia de la socialista parece clara. Ganar tiempo apurando recursos para seguir aferrada al cargo -no lo ha abandonado pese al varapalo judicial- hasta, al final, acudir al Tribunal Constitucional para solicitar amparo. Y como el Tribunal Constitucional –en virtud de la mayoría afín al Gobierno– es como jugar en campo propio, no es en absoluto descartable que le dé la razón por 7 votos contra 4.
Ese es el plan y, mientras tanto, seguir cobrando un jugoso sueldo público. El primer paso del plan para burlar la sentencia lo tomó el Gobierno a través de la Abogacía del Estado, que presentó un incidente de nulidad en el que sostenía que el Supremo vulneró el derecho a la tutela judicial efectiva al admitir que una fundación impugnara la designación. Este incidente será tumbado en breve, algo que se da por seguro después de que Magdalena Valerio presentara contra el fallo un segundo incidente de nulidad a título personal, que ha sido rechazado por providencia. Ahora bien, esta desestimación judicial será la que sirva a Valerio para recurrir en amparo ante el Constitucional, algo que hasta ahora no podía hacer al ir la sentencia contra una decisión del Consejo de Ministros.
La Ley Orgánica del Consejo de Estado es tajante al exigir que, para ostentar la presidencia de la institución, se debe tener conocimiento experto de los asuntos de Estado, además de tener la condición de jurista de reconocido prestigio, requisito éste que no cumple, según los jueces. El fallo le obliga a dejar el cargo, pero su cese es competencia exclusiva del Consejo de Ministros y Pedro Sánchez parece que no está por la labor. El plan es dejar pasar los días planteando incidentes de nulidad. Y luego, confiar en Cándido Conde-Pumpido y los suyos. Esta gente se ha especializado en burlar a la justicia.