Twitter entra en campaña contra Vox
Qué casualidad: horas antes del comienzo de la campaña electoral catalana, la red social Twitter cerraba la cuenta de Vox durante seis días por incumplir las reglas que prohíben «las conductas de incitación al odio». Es difícilmente comprensible que a partir de un tuit sobre la inmigración y la delincuencia, con el que se puede estar o no de acuerdo, la red social del pajarito entienda que ese comentario incita al odio. Más bien parece que Twitter ha aprovechado el momento para posicionarse ante los comicios catalanes, amordazando a la formación de Santiago Abascal. Si se trata de odio, que Twitter rastree: hay cientos de comentarios en las redes sociales de las formaciones independentistas que destilan inquina a España, pero nunca el pajarito azul decidió bloquear sus cuentas.
De un tiempo a esta parte, Twitter parece decidido a desplegar su afán censor sobre las formaciones que no le bailan el agua a los golpistas y al socialcomunismo, de modo que su castigo lo sufren sólo los medios de comunicación, partidos y personas que no se sitúan en el espectro ideológico de la izquierda. Será una coincidencia, pero la estadística resulta apabullante. Twitter hace gala de un parcialidad creciente. A OKDIARIO, sin ir más lejos, le bloqueó hace días con el peregrino argumento de que Eduardo Inda era menor de edad cuando este periódico abrió cuenta en la red social en 2015.
Toda una excusa surrealista que sonó a amenaza, un aviso a navegantes. Lo de Vox no es nuevo; resulta curioso cómo Twitter adapta su censura al momento político en España con una cadencia inquietante. Cada vez que hay una cita con las urnas, el pajarito toma partido y decide bajar a la arena para dar o quitar a conveniencia. Le ha vuelto a tocar a la formación de Santiago Abascal sufrir la mordaza impuesta por una red social que tiene un pájaro azul como logo, pero tiene el alma encarnada. Puro rojo pasión.