Por quién doblan las campanas en Venezuela
A las 5 de la madrugada del 30 de abril, hora de Caracas, se produjo una asonada militar. Guaidó, acompañado de militares fieles al Presidente interino de Venezuela, indultó a Leopoldo López, que quedaba así liberado de su arresto domiciliario. Maduro se encerró en su búnker de Fuertetiuna. No había apenas comunicación alguna. Silencio expectante. Algo extraño, considerando la locuacidad de Maduro. Leopoldo López, sobre las 21 horas, hora peninsular, entraba en la Embajada de Chile en Caracas. Según fuentes fiables consultadas, estaba negociando términos y condiciones con altos dignatarios del Régimen venezolano. Desmentido posterior. Pues estas negociaciones se estaban llevando a cabo incluso ya antes (desde primera hora de la mañana) con los representantes de la Administración USA, según Mike Pompeo, Secretario de Estado norteamericano.
Desde entonces no han cejado las manifestaciones en las calles de las principales urbes venezolanas, y los enfrentamientos de la población civil con las fuerzas de seguridad del Régimen. Se cuenta hoy, histórico dos de Mayo, un muerto y un centenar de heridos. Hemos visto en los informativos de televisión como una tanqueta militar arrollaba y atropellaba a civiles indefensos, recordándonos tristes imágenes del pasado en la plaza China de Tiananmen.
Muchos lectores se preguntarán, ¿qué pasa en Venezuela? Ya sabemos que Podemos e Iglesias apoyan al Régimen de Maduro, de quien aquel ha sido un relevante asesor, sin importarle que el pueblo carezca de todo lo más indispensable: pan, medicinas, agua potable y luz eléctrica. ¿Tiene sentido esta posición de una parte significativa de la izquierda española? La pregunta se contesta por si sola. Y retrata a los que de esa manera piensan. Pero si conviene explicar qué es lo que acontece en el continente hispanoamericano para que décadas después de que El Che fuera abatido en Bolivia o Fidel bajara de Sierra Maestra y derrocara a Batista, muriendo medio siglo después en su cama, aún conserve y perdure en la Izquierda latinoamericana ese sabor mítico que sirve de edulcorante a la amarga realidad: subdesarrollo y miseria de los pueblos que la padecen.
La Izquierda latinoamericana sigue irreductible y rocosa en sus planteamientos dictatoriales. No hay que olvidar que el marxismo está vivo en Latinoamérica. Como lo está en Europa de donde vino, creció y fue amamantando en el continente hermano bajo las ubres de criollos déspotas y en la casa común del capitalismo salvaje. Hay una visión simplista y miope que considera que el marxismo ha muerto. Se equivocan quienes así piensan. Su memoria quizás haya quedado deslumbrada por la célebre frase de Felipe González en su dimisión como Secretario General del PSOE en 1979: «hay que ser socialista antes que marxista». Gran perspectiva la suya.
Hoy en Venezuela lo que ocurre es complicado, pero también sencillo si se ve de esta manera. Mas del 30 % de los altos cargos militares por debajo del generalato (coroneles y comandantes de unidades operativas) son cubanos. Ellos controlan Venezuela. Y su servicio de inteligencia. Y en esto los cubanos son maestros. Los mejores. Además, hoy en día Cuba depende y subsiste en gran medida gracias a Venezuela. Su petróleo, minas de oro y recursos naturales son claves para la simbiosis de ambos países caribeños. Por otra parte, Rusia ha prestado mucho dinero a Venezuela. Igual que a China e Irán. La semana pasada Rusia solicitaba a Venezuela una deuda exigible y vencida de 2.000 millones de dólares. Venezuela siempre fue buen pagador de los acreedores externos. Maduro sabía que esto era la llave de su subsistencia. Algo que hoy queda en entredicho. Turquía también se halla en este selecto grupo de acreedores de Venezuela.
La deuda en cierta forma convertía a Maduro en alguien necesario. Ya se sabe aquello de que si debes un poco a un Banco tienes un problema, pero si le debes una fortuna… El problema lo tiene el Banco.
Hay, además, otra especialidad en Venezuela que la hace diferente de los países de su entorno, a saber: mientras en Colombia, Argentina, Uruguay y Perú los diferentes movimientos guerrilleros marxistas campaban por su respeto en la segunda mitad del siglo pasado (FARC, Sendero Luminoso, Tupamaros, etc.), en Venezuela nunca existió ninguna guerrilla marxista-leninista o trotskista revolucionaria. La razón era bien simple: el pensamiento marxista se había infiltrado ya desde hacía tiempo dentro de la propia estructura militar castrense. Ejemplo: Hugo Chávez. Algo que se había evitado en los países vecinos.
Según Pompeo, Maduro estaba dispuesto a abandonar Caracas con un salvoconducto para instalarse en La Habana. Pero los rusos le convencieron de que aguantara. La pregunta es, ¿cuánto más aguantara la sufrida población civil en estas circunstancias? Ahora mismo la población venezolana es rehén de una partida geopolítica en que Maduro es un simple testaferro. El tablero de ajedrez está en los despachos de Washington y Moscú para ver quién obtiene más ventajas económicas para sus empresas en la reconstrucción económica de la nueva y futura Venezuela que vendrá.
Entre tanto, me gustaría destacar la gran labor humanitaria de la Cruz Roja Venezolana, liderada por su Presidente, Mario Villaroel Lander, coordinándose con la Cruz Roja Internacional para ayudar sobre el terreno a los que más lo necesitan.