Queridos Reyes Magos:

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Queridos Reyes Magos:

Ya sé que lo que os voy a pedir este año es imposible, por eso os lo imploro a vosotros, sabiendo que sois los únicos que lo podéis conseguir, como hacéis siempre. Igual que hace ya tanto tiempo, en casa de mis padres, lograbais traer esos juguetes que sin vuestra magia no se habrían podido comprar. Lo mismo que ahora hacéis en nuestra casa, cuando sois capaces de encontrarle a nuestra hija esos pequeños caprichos que sólo vosotros podéis conseguir cuando ya están agotados. Porque fuisteis capaces de distinguir la estrella que merecía ser seguida, en medio de un cielo plagado de otras que parecían iguales. Porque os negasteis a ceder ante el poderoso rey que os quiso engañar y le impedisteis cumplir su malvada voluntad. Este año tampoco hemos sido buenos del todo, vosotros ya lo sabéis, pero lo hemos hecho lo mejor que hemos podido y nos han dejado, que también tiene su mérito. 

Como siempre, os pido primero lo más importante, la salud que quiero para los más pequeños de la casa, pero esta vez me vais a permitir que incluya aquí también a nuestros mayores, esos que han tenido que luchar tanto por los demás y ahora se ven desamparados. Para chicos y grandes os ruego que, con vuestra magia, hagáis lo que deberían haber hecho los políticos a los que elegimos y pagamos para ello, pero que, cuando los hemos necesitado, hemos visto cómo nos confundimos. O más bien nos engañaron, igual que a vosotros os quiso liar aquel nefasto rey de Judea. Nos hicieron creer que estaban preparados para protegernos y era mentira. Si de estos políticos dependiera una nación tan grande como España habría sucumbido ante este virus chino que tanto daño nos está haciendo. Menos mal que tenéis “pajes” trabajando en todos los hospitales, residencias de mayores y centros de salud. Sin su esfuerzo sería completamente imposible vencer.

Pero necesitamos de vuestra magia para que arregléis el cisco que han armado con las vacunas. Si lo dejamos en manos de estos políticos y sus falsos comités de expertos, aquí sólo van a poder vacunarse los que ayuden a Sánchez a vivir a bordo del Falcon y a Iglesias a mandar a la guillotina a cualquiera que ose acercarse a su mansión. Los que de verdad entienden han calculado que, a este ritmo, van a tardar siete años en vacunarnos a todos. Y no sé si será casualidad que coincida con los siete años de vacas flacas que José, bisnieto de Abraham, le profetizó al faraón; pero aunque sólo fuera por la vergüenza de ver otra vez como esta sanidad nuestra, que los políticos nos han vendido como “la mejor del mundo”, vuelve a quedar de nuevo en ridículo cuando se la pone a prueba, necesitamos de vuestra magia y del trabajo de vuestros “pajes” para que eso no ocurra y en menos de seis meses puedan vacunarse todos aquellos que deseen hacerlo. 

Ya hemos comprobado como toda situación mala es susceptible de empeorar, sobre todo cuando a las riendas están los más incapaces, como es el caso. Es por eso, mis queridos Reyes Magos, que este año ponemos toda nuestra esperanza en vosotros. Que con vuestra magia ayudéis a todos los autónomos y pequeños empresarios a los que tanto están perjudicando tan malos gobernantes. Para que así ellos a su vez puedan mantener esos puestos de trabajo que tanta falta nos hacen en sectores tan vitales para nosotros como el turismo, la restauración, los pequeños comercios y todos los que, de una u otra manera, dependemos directa o indirectamente de ellos. Un ángel avisó a sus padres para que aquel Niño al que vosotros adorasteis, pudiera huir a Egipto y salvarse de la matanza ordenada por el mandamás de Judea. Hace tiempo que los ángeles que sigue habiendo entre nosotros no tienen alas, sino que visten con batas y uniformes. Ayudadles vosotros, Reyes Magos, para que los Herodes comunistas de nuestros días no logren tampoco sus objetivos de muerte y destrucción. Acordaos también de vuestro primo, nuestro Rey. Bueno será para todos nosotros que cuente con vuestra magia. Ya sabéis donde os dejo el agua para los camellos, los mantecados y esa copita de anís que siempre dejáis vacía; es lo mínimo. Seguro que, como siempre, algún caso me haréis. Muchas gracias y hasta el año que viene, Majestades.

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