El PSOE trata de lavar su porquería manchando la imagen de la Guardia Civil
Resulta miserable la estrategia socialista, secundada por sus socios golpistas y etarras, de convertir la corrupción que afecta al PSOE en la corrupción de la Guardia Civil. El giro de guión en la investigación del caso Tito Berni es toda una ignominia, pero muy revelador del grado de mezquindad política de un partido que no ha dudado en manchar la imagen de la Benemérita para lavar su porquería. No habrá comisión de investigación del caso Mediador, pero sí comparecencias en la comisión de Interior del Congreso para investigar las adjudicaciones irregulares en cuarteles. Un movimiento que ha indignado a los guardias civiles, que consideran que se les está utilizando como cabezas de turco para diluir la trama política. «Usan los ceses y los tricornios para tapar la cocaína y las prostitutas», advierten.
Ha sido la Policía y la Guardia Civil quienes, cumpliendo con su obligación, han destapado el caso del Tito Berni, la trama corrupta liderada por el socialista y ex diputado Juan Bernardo Fuentes Curbelo. Y, sin embargo, el socialcomunismo ha colocado a los pies de los caballos al Instituto Armado para desviar la atención de la corrupción política del PSOE. En lugar de poner el foco sobre la trama corrupta del Tito Berni, miembros de la Guardia Civil tendrán que desfilar ante la comisión de Interior en sesiones exclusivamente dirigidas a conocer las concesiones de obras y contratos irregulares en algunas Comandancias de Canarias, Andalucía y otras comunidades. Por cierto, el único encarcelado en estos momentos por esta trama de corrupción es el teniente general de la Guardia Civil, ya retirado, Francisco Espinosa.
La maniobra es vomitiva y revela el grado de indecencia del PSOE, que no ha dudado en poner en el centro del debate a la Benemérita para parapetarse del escándalo. Ese es el plan: derivar el escándalo sobre los hombros de la Guardia Civil y dejar que la trama del Tito Berni se vaya diluyendo. Golpistas y etarras se han prestado a la maniobra porque ambos comparten el mismo odio hacia la Guardia Civil, pero lo más grave es la ruindad moral de la directora general del Cuerpo, María Gámez, y del ministro Marlaska.