Pedro Sánchez, premio Goya a la caradura

Pedro Sánchez, premio Goya a la caradura

Hay que ser caradura: el Gobierno de Pedro Sánchez ha justificado el uso del Falcon que hizo el jefe del Ejecutivo para asistir en Valencia a la última gala de los Goya, celebrada el pasado 12 de febrero en el Palacio de las Artes Reina Sofía de Valencia, con el argumento de que era «imprescindible» que el inquilino de la Moncloa contara con una «cápsula de seguridad».

La pregunta es obvia. ¿Es que no se puede garantizar la «cápsula de seguridad» del presidente sin tener que recurrir al Falcon? El jefe del Gobierno fue recogido por un helicóptero SuperPuma de las Fuerzas Armadas en el helipuerto privado de La Moncloa y trasladado a la base militar de Torrejón de Ardoz para viajar desde allí a Valencia a bordo del Falcon. Y lo mismo para la vuelta. El viaje de ida entre Torrejón y Manises duró apenas 35 minutos, pues salió a las 20.35 horas y aterrizó a las 21.00 horas. Desde el aeropuerto valenciano fue llevado en otro vehículo oficial hasta la gala de los Goya, que comenzó a las 22 horas. Eso de la «cápsula de seguridad» es un nuevo eufemismo -mejor sería decir tomadura de pelo- para justificar lo injustificable. Porque bien podría haber acudido a la ceremonia de los Goya en un avión comercial o en el AVE.  El pasado enero, el Gobierno ya alegó un «criterio de seguridad» para no rendir cuentas de las aeronaves del Ejército que utilizó Sánchez en sus viajes a los congresos regionales del PSOE, es decir, a actos del partido, donde llegó a usar el Falcon en 14 trayectos (más otro vuelo en vacío).

Con el pretexto de la seguridad del presidente, llegará un momento en que se subirá al Falcón para desplazarse desde La Moncloa al Congreso de los Diputados. Ida y vuelta. A este hombre habría que darle el premio Goya a la caradura.

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