La paz global en manos de locos

La paz global en manos de locos

Recuerden aquel dibujo humorístico de Chumy Chúmez en el que aparecen dos generales rebosantes de medallas al honor y al valor, comentando los efectos recientes de una guerra: “Desde el estricto punto de vista militar, ha sido un éxito colosal —dice uno y el otro constata—, así es, pues sólo han muerto civiles”. Esto es lo que nos aguarda si los siempre tempestuosos, Kim Jong-un y Donald Trump, deciden impulsar sus amenazas respectivas. Los civiles caerán como moscas bajo el aterrador insecticida nuclear.

Si dichos desquiciados no pisan el freno, Hiroshima nos va a parecer un cuento de hadas. Que hoy ya no se tira con honda, símil de la bomba de uranio-235 que cayó sobre el Japón en agosto de 1945, sino con misiles Hwasong-14 de alcance superior a 5.000 Kms, cuya detonación deja en bragas a la barbaridad atómica de cuando éramos niños. ¿Qué elegirán tales hijos del diablo, este par de energúmenos? ¿El genocidio masivo o la paz? Estando, como estamos, en manos de dos tarados mentales, cualquier cosa es posible.

Analizado cada rasgo facial del cruento dictador norcoreano, adicto al coñac francés, sabemos que se trata de un enfermo irrecuperable o paranoico en grado esquizoide, que espía a su propia sombra, recela de sus familiares y asesina a cuantos no le miran bien. (Observen que todos los comedores de perros que suelen rodearle siempre le sonríen). Creyéndose sobrenatural, sus estados etílicos conectan con las consignas de los dioses bélicos que hacen añicos sus neuronas y propulsan su locura. El gachó está para encerrarle.

El otro, que tal baila con la novia nuclear, no le anda a la zaga, ni le hace ascos a la camisa de fuerza. Dios los cría y ellos se embisten.  ¿Qué sale más barato?, se pregunta el norteamericano, ¿levantar un muro entre USA y Méjico, al estilo de aquel terrorífico en Berlín, o dejar Corea del Norte como un solar? Hay que hacer números. A ver si salen las cuentas. Porque los millones de civiles que caigan como moscas en semejantes atrocidades no importan un bledo. La paz nuclear y global está en manos de locos de atar.

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