Oh, bienvenidos, pasad, pasad (Canet Rock)

Oh, bienvenidos, pasad, pasad (Canet Rock)
Oh, bienvenidos, pasad, pasad (Canet Rock)

Hace casi 50 años, en el 75 del siglo pasado, estando aún Franco medio vivo, se celebró en Canet un glorioso festival que contó con lo más moderno y granado de la canción española. Digo española porque, aunque la gran mayoría eran catalanes, el flamenco en aquel momento gozaba de bula, pues debía considerarse algo parecido al canto de la opresión negra en EEUU. Así que estuvieron en la primera edición Lole y Manuel y en las siguientes Triana y otros más. Canet Rock fue una explosión de alegría y voluntad de apertura en todos los sentidos. Aunque el gobierno civil prohibió la presencia de Jaume Sisa, en un escenario sin más luz que la que proyectaba el propio micrófono solitario los asistentes emocionados pudieron escuchar ‘Qualsevol nit pot sortir el sol’.

¡Qué distinta imagen 50 años después! En aquella época se invitaba a todo el mundo, y si no juzguen el listado de Vips que recitaba Sisa: Jaimito, doña Urraca, Carpanta, Barba-azul, Frankenstein, el hombre lobo, el conde Drácula, Tarzán, la mona Chita,  Peter Pan, la senyoreta Marieta de l’ull viu con un soldado,  los Reyes de Oriente, papá Noel, el pato Donald , Pasqual, la Pepa maca,  Superman, King Kong, Astérix, Taxi-Key, Roberto Alcázar y Pedrín, el Hombre del Saco, Patufet, Charlot, Obélix, Pinocho, la Monyos,  la familia Ulises y el Capitán Trueno.

No sólo media Cataluña no es aceptable ahora por un Canet mayoritariamente independentista en su voto, si no que algunos invitados de Sisa recibirían la puerta en las narices.  Ni Jaimito, ni doña Urraca, ni Carpanta deben de ser políticamente correctos en las escuelas catalanas por su aroma a “español”.  Tarzán y la mona Chita tampoco porque reflejan relaciones desequilibradas en su “especismo” intolerable. Barba-azul es un maltratador asesino muy parecido a Gilles de Rais al que también echaría a patadas yo. Son malos tiempos para la monarquía y a los Reyes de Oriente se los cargarían si los niños no estuvieran locos por ellos. Además, si están los Reyes y Papá Noel, ¿dónde está el “tió”? (Spoiler: no era tan popular entonces como nos quieren hacer creer. Yo, catalana de familia catalana, nunca lo celebré en mi casa ni apenas le conocía). La familia Ulises tampoco porque era francamente conservadora, “cis” (término recién ingresado en la RAE) y heteropatriarcal. Ni su perro Treski se libraría. La Marieta sería recibida con displicencia: ¿dónde vas con un soldado, nena?

En resumen, más de la mitad de los invitados fuera. Y, sobre todo, por favor, ¿el capitán Trueno? Si suena a Cid Campeador. Lagarto, lagarto. Y Roberto Alcázar y Pedrín imposible. Con sólo mentarlos le daría un vahído a la parte ‘lacista’ de Canet. ¡Si ya debían de ser de Vox entonces!

Ah, Canet Rock. Yo no asistí, aunque hubiera podido hacerlo por edad. Estuvieron entre 15.000 y 30.000 personas, y el director de cine Francesc Bellmunt dirigió una película de ese nombre que se estrenó en 1976. Yo me limité a comprarme el disco.

El otro día leí una frase no sé dónde. Venía a decir que lo que ocurre en Canet no tiene que ver con la lengua sino en qué mitad de Cataluña manda en la otra. El catalán sólo lo quieren como vehículo de penetración ideológica. Hace muchos años descubrieron que podían imponer lo impensable: que en un lugar de Europa la gente no pueda escolarizar a sus hijos en la lengua del país. “A casa meva és casa vostra si es que hi ha cases d’algú”, cantaba Sisa.  “Mi casa es vuestra casa si es que hay casas de alguien”. Pero los nacionalistas creen que Cataluña es sólo su casa. Y hay gente ya muy cansada.

Lo último en Opinión

Últimas noticias