No fue un ‘olvido’: Sánchez no quiso condenar el ataque de Irán contra Israel
Pese a que el PSOE y el Gobierno se defienden con el argumento de que la política exterior no depende del reloj, las más de doce horas que pasaron entre el primer tuit de no condena del ataque de Irán contra Israel al segundo de condena forzada retrata a la perfección el grado de sectarismo ideológico que marca la política internacional de un Ejecutivo que se está apartando a pasos agigantados de las democracias occidentales para convertirse en abanderado del populismo más irrelevante. La historia de lo ocurrido este fin de semana es sencilla de explicar: los ministros de Exteriores y Defensa, José Manuel Albares y Margarita Robles, intentaron convencer si éxito a Sánchez de que debía condenar sin matices ni huidas semánticas el lanzamiento de misiles y drones por parte de Teherán.
No lo hizo y ese primer tuit reflejaba a la perfección lo que Pedro Sánchez pretendía. Distanciarse de una condena firme a Irán y de un apoyo explícito a Israel. Fue después de que el entorno del Alto Representante de la UE para la política exterior, Josep Borrell, le advirtiera de las consecuencias cuando Sánchez, ya el domingo, escribió la palabra condena en una argumentación más extensa. Pero no fueron las prisas ni las urgencias del momento las que llevaron a Pedro Sánchez a olvidarse de condenar el ataque en su primer tuit: se escribió exactamente lo que Sánchez quiso que se escribiera. El sábado por la noche, mientras Borrell censuraba el ataque en nombre de la Unión Europea, Pedro Sánchez hablaba de «acontecimientos» respecto al ataque de Irán a Israel. Un mensaje que molestó tanto dentro de las propias filas socialistas del Gobierno, como en Bruselas y en Jerusalén, ya que rompía por completo el consenso comunitario y occidental de apoyo a Israel. Y la prueba de que fue así es que sus ministros de Exteriores y Defensa no pudieron convencerle de la necesidad de enmendar su error. Tuvo que ser Bruselas.