Marruecos trata de imponer condiciones a Feijóo sobre el Sáhara

Infinidad de casos de corrupción en el Gobierno, el PSOE y la familia de Sánchez. Bloqueo de las Cortes, donde no se han aprobado nuevos Presupuestos desde 2023. Encuestas que muestran la subida del PP y de VOX hasta superar la mayoría absoluta de los diputados. Y dos años desde la última visita de un jefe de Estado. A Pedro Sánchez se le da por liquidado y no sólo dentro de España, sino también fuera. Unos caen y otros ascienden. Alberto Núñez Feijóo, que ya encabeza el principal partido del Congreso, suena como próximo presidente del Gobierno y por eso se le acercan los poderosos, tanto nacionales como extranjeros. Y entre éstos destaca Marruecos, el «vecino amable del sur».
Después del XXV congreso del PP (4-6 de julio), que reeligió a Feijóo con un 99,24% de los votos de los compromisarios, el régimen alauita ha empezado a enviar mensajes a quien puede ser el próximo presidente de gobierno.
La gran victoria de Mohamed VI ocurrió en marzo de 2022, cuando la Casa Real marroquí difundió en X una carta de Sánchez en la que éste abandonaba la tradicional postura de España sobre el Sáhara Occidental, es decir, la celebración del referéndum de autodeterminación, exigido por las Naciones Unidas, y se adhería a la propuesta del ocupante: la anexión del territorio, sin consulta a su población, y la promesa de un estatuto de autonomía.
Esta capitulación, que tuvo como consecuencia el enfado de Argelia, protectora del Frente Polisario y suministradora de gas natural a España desde finales de los años 80, no ha supuesto el control de la inmigración ilegal que sale de Marruecos, ni el reconocimiento de las fronteras españolas. Sin embargo, el Gobierno socialista español ha seguido enviando cientos de millones de euros en subvenciones para la producción agrícola y la construcción de infraestructuras. El PSOE es el principal partido español fiel a Rabat, aunque no el único, pues hay otros que practican esa obediencia, como los catalanes ERC y la antigua Convergencia Democrática de Jordi Pujol, hoy transformada en Junts.
Para que le quede claro al PP y a su presidente que el sultán, de cuya mala salud se lleva hablando desde hace tiempo, no admitirá ningún retroceso en la rendición de Sánchez, se le ha hecho saber el enfado de palacio y de la corte («majzén») por la invitación a su congreso del representante del Frente Polisario en España, Abdullah Al-Arabi.
Primero fue una carta de Nizar Baraka, secretario general del Istiqlal y ministro de Fomento, a Feijóo en la que muestra «nuestra profunda preocupación ante la falta de claridad del Partido Popular en cuanto a su posición sobre la cuestión del Sáhara marroquí, en un momento donde se consolida una amplia y constante dinámica internacional de apoyo a la iniciativa marroquí de autonomía del Sahara». La carta estaba fechada el 10 de julio. Dos días antes, Marruecos cerró las aduanas con Ceuta y Melilla, sin dar explicaciones.
El Istiqlal es un viejo partido de la época de la independencia que pervive gracias a su colaboración con la monarquía. En las últimas elecciones parlamentarias, celebradas en 2021, obtuvo poco más de un 16%, aunque forma parte de la coalición gubernamental, que aplica las directrices que llegan de palacio. ¿Por qué la carta conminatoria la firma un ministro de este partido? Porque el Istiqlal y el PP son miembros de la Internacional de Centro desde 2003, cuando la organización la presidía José María Aznar y el partido marroquí pidió su incorporación. Posteriormente, Baraka acudió a la televisión marroquí para explicar su gesto.
La misma semana en que el ministro envió su carta, tres marroquíes dieron una paliza a un español en Torre Pacheco (Murcia), ciudad con una amplia colonia marroquí y en una región gobernada por el PP. La prensa marroquí, que no condenó la agresión, en cambio calificó de «odio racista» las protestas de los españoles.
Con motivo del aniversario de la ocupación en 2000 por gendarmes marroquíes del islote de Perejil, bajo soberanía española, reapareció en Marruecos el Comité para la Liberación de Ceuta y Melilla con otro nombre, ya que se prohibió en 2014. Tan endeble es la reclamación marroquí sobre las dos ciudades españolas que Rabat nunca la ha planteado en los organismos internacionales, a diferencia de la colonia de Gibraltar, respecto a su entrega a España ya se pronunció la ONU en la década de los 60.
Por último, y por ahora, el periódico digital Le360, cuyo propietario, según señala el periodista Ignacio Cembrero, gran conocedor de Marruecos, es el secretario privado de Mohamed VI, publicó el domingo 20 una tribuna de su director titulada «Sahara: el lado oscuro del juego sucio del Partido Popular español». Tarik Qattab, el director, acusaba al PP de haber invitado a su congreso al Polisario, «una organización abiertamente hostil a la integridad territorial de Marruecos». «La afrenta es evidente», añadió.
Aparte de las mentiras habituales, como las de anunciar que el Polisario va a ser catalogado como «terrorista» por Estados Unidos y calificar al Sáhara como «provincias del sur», L2360 añadió otra más: la acusación de «guerra económica total» desencadenada por el PP contra los marroquíes respecto a la exclusión de los productos agrícolas y pesqueros extraídos del Sáhara de los acuerdos entre la UE y Marruecos. La verdad es que el Tribunal de Justicia de la UE anuló estos acuerdos en octubre, porque se celebraron sin el consentimiento del pueblo del Sáhara Occidental.
La dinastía alauita ha vinculado su suerte a la conquista del Sáhara. El reconocimiento de la independencia supondría el desprestigio de Mohamed VI y la aparición de movimientos secesionistas en el país, como en el Rif, donde Hassán II, entonces príncipe heredero, reprimió (1958-1959) una revuelta matando a varios miles de personas.
Que la población marroquí no vive feliz bajo su rey lo prueba la numerosa emigración a Europa. También está demostrado, en algunos casos por sentencias judiciales y en otros por denuncias de ciudadanos, que esa inmigración la controla Rabat mediante imanes, diplomáticos o agentes infiltrados.
Desde el 11-M de 2004, los gobiernos españoles han sido obsequiosos con Marruecos. Ante los resultados, la sociedad española debería plantearse si de verdad merece la pena ser generoso con quien te desprecia y quiere robarte parte de lo tuyo.