Marruecos da por amortizado a Pedro Sánchez
La humillación sufrida por Pedro Sánchez, ninguneado por Mohamed VI al dejarle literalmente plantado en la cumbre bilateral hispano-marroquí, es de las que hacen época. Pese a que el Ejecutivo trata de vender que la reunión ha sido un éxito, con 25 acuerdos estratégicos firmados, lo cierto es que en Moncloa son conscientes de que se ha trasladado a la opinión pública una imagen de ridículo imposible de cambiar. Lo ocurrido ha roto la estrategia de Sánchez, que pretendía impulsar su imagen con una foto con el monarca alauí y se trae a España otra fotografía bien distinta: la del más absoluto de los fracasos.
Sánchez está emplazado a volver a Marruecos «próximamente», invitación que ha aceptado, pero en la diplomacia marroquí sospechan que la de ahora ha podido ser la última visita oficial de Sánchez como presidente del Gobierno. Y es que en Rabat, atentos a la situación política española, le dan por amortizado políticamente. Dado que esa visita no se produciría antes de las elecciones generales de este año, en Marruecos crece el convencimiento de que Pedro Sánchez será relevado por el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, razón por la que los acercamientos al presidente del PP ya han comenzado. En Rabat entienden que la agenda marcada en esos 25 memorandos de entendimiento firmados con el Gobierno tendrán que ser sometidos al criterio del nuevo jefe del Ejecutivo, ya que dudan mucho de que Sánchez pueda revalidar su poder en las urnas.
En definitiva, que detrás del desplante a Sánchez del rey de Marruecos hay una estrategia -no fue una decisión improvisada del monarca- diplomática. Rabat no iba a concederle a Pedro Sánchez ninguna baza electoral cuando en la nación vecina son conscientes de que este Gobierno puede tener los días contados. O sea, que la invitación, sin concretar fechas, para una próxima reunión ha sido una manera educada de decirle a Sánchez «hasta luego, Lucas».