Lo del CIS es de juzgado de guardia

Lo del CIS es de juzgado de guardia

Con el dinero de todos los españoles, el CIS hace una macroencuesta de intención de voto en los días previos al 10-N -en plena campaña electoral- y el Centro de Investigaciones Sociológicas le otorga al PP siete puntos menos que los obtenidos en las urnas (13,7 frente al 20,8) y a Vox casi seis menos (8,1 frente a 13,7), lo que supone una infrarrepresentación de la derecha de 14 puntos, una brecha entre la predicción y la realidad constatada tan brutal que por decencia y dignidad profesional debería llevar a su presidente, el muy socialista José Félix Tezanos, a presentar su dimisión. El error del CIS no puede pasarse por alto, porque dispone de medios materiales y humanos más que suficientes para al menos no hacer el ridículo. Salvo que no se trate de un error, sino de una estrategia orientada a generar un clima de opinión pública en el que el PSOE se convierta en el partido hegemónico sin posibilidad de alternativa.

Resulta un sarcasmo que el CIS se atreva a presentar ahora, 18 días después de las elecciones, una encuesta de intención de voto que dibuja un escenario radicalmente distinto al que salió de las urnas. Con esta encuesta, Tezanos se retrata como un inútil o como un sectario, o las dos cosas. Si los sondeos del CIS fueran gratis, la encuesta provocaría risa, pero el Centro de Investigaciones Sociológicas cuenta con un presupuesto de 11,4 millones de euros anuales, después de que en el último ejercicio se incrementara en 3.338.000 euros ante la posibilidad -como ocurrió- de que se adelantaran las elecciones.

Casi tres millones y medio de euros más tirados a la basura, no porque el CIS no disponga de profesionales de probada capacidad técnica, sino porque su presidente ha impuesto una metodología en la que el sectarismo ideológico prima por encima de todas las cosas. En el colmo de la desfachatez, Tezanos se justifica con el argumento de que el CIS «no es una casa de adivinanzas». En ese tiene razón. Es una casa, que pagamos todos, al servicio exclusivo del Partido Socialista.

 

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