La inmigración irrumpe en la campaña del PP

inmigración Cataluña

Al inicio de la campaña electoral le dije a un dirigente del PP catalán: «Tenéis que hablar de inmigración. No puede ser que, de este tema, solo hable Vox». La verdad es que Alejandro Fernández defendió la expulsión de los extranjeros multirreincidentes en un acto con militantes de su partido en Sabadell. Pero era el 14 de abril. Ni siquiera estábamos oficialmente en campaña. Y en el mitin en la Plaza Artós -más bien un feudo de Vox- ninguno de los oradores sacó el tema. Ni el alcaldable por Barcelona, Daniel Sirera; ni el propio Alejandro Fernández; ni la invitada estrella, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Es cierto que la citada plaza es Sarrià. En la zona alta de Barcelona. Ahí no se ven ni siquiera velos por las calles. Pero el miércoles estuve en San Cugat, en un acto de Vox, y Abascal sí que sacó el tema. Y sin tapujos. Sant Cugat también es pijo. Un municipio a unos 30 kilómetros de Barcelona, que es el segundo o tercero en renta per cápita de la comunidad.

Abascal denunció hasta la «islamización» de Cataluña y la inseguridad ciudadana provocada por inmigrantes sin papeles. A Vox los cortaban cada día que sacaban el tema en el Parlament. Pero más del 40% de reclusos en cárceles catalanas son extranjeros, según datos oficiales de la propia Generalitat.

El resultado es que Vox le está comiendo el terreno al PP. Por eso, Feijóo sacó el asunto el día antes. En un mitin en el barrio Sant Ildefonso de Cornellà, también con mucha población extranjera, pidió el voto contra la «inmigración ilegal» para evitar las okupaciones. Cataluña, en esto, también va primera.

Por supuesto, los medios progres se le echaron encima. El País titulaba que asumía el «discurso de Vox». El ministro Torres -el mismo que hacía campaña en Mauthausen- lo acusó de “oportunismo demagógico”. Y eso que es de Canarias.

La Cadena Ser afirmó que el líder del PP hacía suyo «el discurso xenófobo» de Vox, y La Sexta que «se disfrazaba» del partido de Abascal. Qué fácil es hablar de la inmigración desde una redacción o un despacho universitario. Pero vete luego a can’Anglada, a Salt, a Llefià. A barrios y localidades con más de un 20% y pregunta a los vecinos qué piensan.

Cuando Puigdemont huyó a Bélgica se fue a vivir a Waterloo, una localidad de alto standing, y no a Molenbeek, el barrio magrebí de Bruselas. Y antes, ¿donde vivía? ¿En la citada Salt, con más de un 40% de inmigración? No, delante de un campo de golf en Sant Julià de Ramis (Gerona). Incluso el mismísimo Pablo Iglesias se fue a vivir a una zona residencial de Galapagar.

La prueba definitiva que el tema ha irrumpido en el tramo final de la campaña -previsiblemente por el ascenso de Vox y de Aliança Catalana- es que el resto de partidos (PSC, ERC, Junts, CUP y los Comunes) han aprobado un «cordón sanitario» contra ellos. Qué inmenso error.

Sin embargo, tiene una cosa positiva. Imaginen que se repite la mayoría independentista, pero necesitan los votos de la alcaldesa de Ripoll y entonces tienen que renunciar a ellos.

Haber descuidado el flanco derecho y pensar solo en el antiguo votante convergente no es el único error del PP. El primero de todos, todavía fuera de campaña, fue reunirse con Junts. En realidad no fue reunirse, fue fiarse de ellos.

Les faltó poco a los posconvergentes para filtrar una conversación, una charla de café, según los populares. Aunque, después, erró el tiro manteniendo a Alejandro Fernádez de candidato, les había advertido incluso públicamente: cuidado con estos.

Feijóo, que ha admitido que hasta votó a Felipe González en su juventud, tiene que ser consciente de que Junts no es la Convergencia de los años 90. Ni mucho menos. Y que el Pacto del Majestic es agua pasada.

Le pasa como a los socialistas: todavía asume el marco mental de Pujol. El día que anunció que Dolors Montserrat sería la cabeza de lista del PP para las europeas -además en Figueras, cuna de Dalí- lo hizo con estas palabras: «Tenemos el honor de poder presentar una catalana, catalana hasta la médula, catalana triple: Dolors Montserrat Montserrat». Parece que compitiera con Puigdemont en catalanidad.

 

 

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