La morosidad es un cáncer para la economía

Pagos

Estudios de Cepyme y de algunas instituciones empiezan a reflejar un peligroso incremento del retraso en los pagos empresariales, es decir, de una forma de morosidad en las relaciones entre las empresas, signo muy preocupante y que constituye un elevado riesgo, pues termina siendo un cáncer para la economía.

Así, del informe de Cepyme se desprende que casi el 56% de las facturas se paga con retraso y el período medio de pago excede en veinticuatro días el plazo legal establecido, que es de sesenta días, llegando, así, a pagarse en una media de 84 días.

Eso hace que las empresas acreedoras tengan una necesidad de fondos que se eleva, según dicho informe, a casi 3.000 millones de euros, el máximo desde septiembre de 2009, momento en el que se desató una ola de impagos y retrasos en los mismos por toda la economía española. Eso hace que muchas empresas que se retrasan en los pagos vivan gracias a esa deuda comercial, que es mucho más dañina para la economía que la deuda financiera, pues la comercial puede llevarse por delante muchas empresas, especialmente pequeñas empresas, al no poder financiarse por los impagos de sus clientes.

Esto desató una ola de suspensiones de pagos en la crisis que hubo entre 2007 y 2014, donde se daba la paradoja de que una empresa si crecía en actividad y en beneficios, podía morir antes por falta de liquidez, pues generaba ingresos, pero que no se cobraban, mientras que sí que tenía que atender sus pagos habituales.

Donde más retraso en los pagos hubo entonces fue en la construcción; ahora, también es el sector donde acumula un período medio de pago mayor, en torno a los cien días. Muchas empresas de subcontratación en la construcción pueden morir asfixiadas por esos retrasos, como sucedió entonces.

De la misma manera, entonces también hubo un gran retraso en el pago de las administraciones públicas, que llevó a la ruina a muchas empresas acreedoras de la misma. Después se solucionó, pero ahora va aumentando y con el desmedido crecimiento del gasto público, en el momento en el que bajen los ingresos empezará a crecer el período medio de pago: primero lo hará por no contar con crédito presupuestario, es decir, por gastos no presupuestados o que no caben en el presupuesto aprobado. Después, por falta de liquidez.

A finales de los años setenta, el impago entre empresas fue uno de los principales problemas de la economía española, que también sufría otros muchos y que requirió de una profunda transformación de la economía. Entre 2007 y 2014, el retraso en los pagos marcó el inicio de una gran crisis. Ahora, es preocupante que empiece a aumentar dicho período medio de pago, que no señala más que el deterioro de la economía, que nos puede llevar a una situación muy mala para la actividad económica y el empleo.

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