Illa no se atreve con TV3

Illa no se atreve con TV3
  • Xavier Rius
  • Periodista y cofundador del diario E-notícies. He sido redactor en La Vanguardia y jefe de sección del diario El Mundo. Escribo sobre política catalana.

Es lo único que no se ha atrevido a tocar Salvador Illa. Quizá porque necesita los votos de Esquerra. Debió ser incluso una condición sine qua non de los republicanos: a TV3, ni tocarla. Hasta me huelo una cláusula secreta en el pacto que firmaron el pasado 7 de agosto. Por un lado, la mujer de confianza de Illa; la presidenta de la Diputación de Barcelona, Lluïsa Moret. Y por otro, la aún secretaria general de ERC, Marta Rovira.

Es cierto que, en el resto de cosas, el nuevo presidente de la Generalitat tampoco ha entrado a saco. De hecho, la política lingüística la ha dejado también en manos de un consejero puesto por los republicanos.

Pero al menos ya hay alguien en Palau que no hace ascos a la presencia del Rey en Cataluña. Que va a Bruselas y no pasa por Waterloo. O que, a diferencia de Torra, tampoco cuelga pancartas en la fachada del edificio. Poco a poco se va recuperando la normalidad en Cataluña. Al menos la institucional.

Sin embargo, con TV3, nada de nada. Siguen los de siempre. Los mismos que no pararon de echar leña al fuego durante el procés. No han tocado ni los presentadores de los Telenotícies. El star-system.

Como Toni Cruanyes, que publicó en el 2020 un libro para rebatir las críticas a la cadena por su falta de credibilidad, de neutralidad e incluso de rigor. Iba titulado precisamente Uno de los nuestros. Parecía un mensaje subliminal para permanecer, a perpetuidad, en el cargo. En plan: soy de los vuestros. Yo, hasta me lo leí, y descubrí sorprendido que hablaba de «presos políticos», en media docena de ocasiones, para referirse a los condenados por el Supremo. Evidentemente, no eran presos políticos porque la España actual tiene nada que ver con la dictadura de Franco. Pero él, para hacer méritos, insistía.

Hace poco TV3 informó también de que había habido un «encuentro» entre Salvador Illa, en su primer viaje oficial a Bruselas, y el ex consejero de Cultura Lluís Puig, aquel que se fue a Bruselas, volvió y se volvió a ir. No fue una reunión, simplemente coincidieron en un acto oficial de la Generalitat y se saludaron en el guardarropa.

Carles Puigdemont y Toni Comín no fueron porque querían foto oficial. Y a ser posible en Waterloo, rindiendo pleitesía. Como sí hizo Josep Rull cinco días después de ser elegido presidente del Parlament. Al fin y al cabo lo puso Puigdemont. Había que darle las gracias.

Mientras que el tan criticado Carlos Mazón tuvo que lidiar un día, durante una entrevista matinal, con Ariadna Oltra, que se empeñaba en llamar «País Valenciano» a su comunidad. Lo que digo siempre: si los valencianos optaron por Comunidad Valenciana en su Estatuto quién es TV3 para cambiarlo.

En realidad, el líder del PSC no ha tocado ni el equipo directivo: que es de Esquerra, empezando por la presidenta de la CCMA, Rosa Romà. Entre otras razones por que fueron elegidos en el 2022 y según el artículo noveno de la ley del 2007 tienen un mandato de seis años. Permanecerán pues en el cargo, si no hay un cambio legislativo, hasta el 2028. Romà era nueva, pero los directores de TV3, Sigfrid Gras; y de Catalunya Ràdio, Jordi Borda, habían tenido responsabilidades en la corporación durante el proceso. El primero, sin ir más lejos, era hombre de confianza de Vicent Sanchis.

Por otra parte, dos de los más ilustres periodistas del procés, Helena García Melero y Xavier Grasset, siguen igualmente al frente de sus respectivos programas. La primera en el programa de entretenimiento de las mañanas (Tot és mou). El segundo en el de las tardes (La Selva). Ambos, por supuesto, cobrando un pastón. Yo los vi a ambos en el mitin de Puigdemont en Perpiñán. Y, créanme, no estaban trabajando. Habían ido de fans.
Por lo que hace a los espacios de humor (sic) creo que, más o menos, continúan todos. Incluido el Està passant o el Polònia, que ha hecho también rico a Toni Soler.

El otro día Miquel Giménez dijo, durante la presentación en Barcelona del documental de Terra Ignota El gran engaño -disponible a partir del 1 de diciembre en su canal de YouTube- que todavía sueltan de vez en cuando aquello de «puta España». Pero, la verdad, no sabría decirles por qué ya no veo TV3. Ni siquiera los programas, en teoría, de humor.

Aunque, para serles sincero, tampoco confío en las posibilidades de los socialistas para hacer una televisión pública neutral. En TVE acaban de nombrar de presidente, con ayuda de sus socios parlamentarios, al mismo que fichó a David Broncano. De manera que ya se ven por dónde van los tiros.

Y siempre han renunciado a hacer de TVE-Catalunya -más conocida por estos lares como Sant Cugat- una televisión alternativa a TV3. Se limitaron a poner los suyos en cuanto ganaron en Madrid. Como, entre otros, a Gemma Nierga. Para la que parece que pasan los años.

La periodista se saltó el guion, ante Aznar, en la manifestación tras la muerte de Ernest Lluch y pidió diálogo con la organización terrorista. Yo no me habría atrevido a decirlo a pocas horas del asesinato del exministro. Por eso, cuando la echaron de la Ser en el 2017, se apresuraron a buscarle acomodo en Cataluña.

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