La hoz y el martillo son ya igual que la esvástica
La extrema izquierda española rabia porque, en una votación sin precedentes, el Parlamento Europeo ha aprobado por una impresionante mayoría de 535 votos a favor, 66 en contra y 52 abstenciones, una resolución que equipara al régimen comunista con el nazi ya que ambos, dicen, “cometieron asesinatos en masa, genocidios y deportaciones y fueron los causantes de una pérdida de vidas humanas y de libertad en el siglo XX a una escala hasta entonces nunca vista en la historia de la humanidad”. Pide a los Estados miembros “que hagan una evaluación clara de los crímenes perpetrados por los regímenes comunistas y nazi”, condena toda propagación de dichas ideologías, pide a los Estados que sensibilicen a las nuevas generaciones respecto a estos crímenes incluyéndolos “en los libros de texto de todas las escuelas de la Unión” y que se favorezca una “cultura común de memoria histórica” que los condene.
Sostiene el Parlamento Europeo que la evolución de Rusia “hacia un Estado democrático seguirá obstaculizada mientras continúen encubriendo los crímenes comunistas”. “Expresa su preocupación por el hecho de que se sigan usando símbolos de los regímenes totalitarios en la esfera pública y con fines comerciales, y recuerda que varios países europeos han prohibido el uso de símbolos nazis y comunistas”. Señala que “siguen existiendo en espacios públicos monumentos que ensalzan los regímenes” comunistas, “lo que facilita la propagación del sistema político totalitario”. Y en definitiva, destaca la importancia para nuestro futuro de conocer y difundir una verdadera memoria histórica europea que no tergiverse los crímenes cometidos por los dos regímenes totalitarios a los que iguala, a pesar de que sólo uno de ellos fue castigado en los juicios de Núremberg, mientras que el otro ha continuado hasta hoy impune “moral y jurídicamente”.
Si bien es cierto que esta resolución es una importantísima declaración política que expresa la opinión mayoritaria de los miembros del Parlamento pero no puede imponerse en los países miembros como una norma vinculante, no es menos cierto que las jurisdicciones nacionales deben tener en cuenta las recomendaciones del Parlamento Europeo a la hora de interpretar y poner en práctica sus disposiciones nacionales. Así la nefasta Ley de Memoria Histórica de Zapatero, que ahora pretende empeorar Pedro Sánchez, deberá ser reformada en este sentido o podrá ser rechazada por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea a la luz de lo previsto en esta nueva resolución.
En España numerosos líderes políticos de extrema izquierda, como Pablo Iglesias, Íñigo Errejón y Alberto Garzón, que han lucido orgullosos los símbolos del comunismo, quedan ahora retratados como defensores de regímenes genocidas. El asesino Che Guevara tiene una enorme escultura de homenaje en Oleiros (La Coruña) y un busto en Leganés (Madrid). Santiago Carrillo, el comunista que fue amnistiado por Franco por la matanza de Paracuellos, cuenta con varias calles con su nombre, igual que la Pasionaria, dirigente comunista que amenazó y condenó a muerte al líder de la oposición, José Calvo Sotelo. Indalecio Prieto tiene una estatua delante de la sede de Nuevos Ministerios y numerosas calles por toda España, pese a ser uno de los responsables del golpe de Estado de 1934. La lista de comunistas homenajeados en nuestros espacios públicos es interminable: Largo Caballero, Margarita Nelken, Juan Negrín, Lluis Companys, etc. Y si hablamos de los libros de Historia que estudian nuestros hijos, es para echarnos a temblar. Es por tanto muy urgente que nuestros dirigentes políticos implementen en España esta recomendación del Parlamento Europeo que es sólo un paso en la dirección correcta de un camino largo y plagado de obstáculos, pero los defensores de la libertad y de la verdad tenemos que celebrarla como un triunfo, sobre todo viendo como los radicales de extrema izquierda no han parado de rabiar desde que se aprobó.