El Fraudillo ya es ilegítimo
La frase más perversa escuchada en lo que va de legislatura, repetida estos días por tertulianos monclotivas, televisiones amigas y pianistas tuiteros del pensamiento uniprogre, ha sido la de «Sánchez ha aprobado los Presupuestos con una mayoría más amplia que su investidura». Nunca semejante argumentario escondió tanta miseria moral. Los papagayos se agarran a los números, que pasan de 176 apoyos a 187 en el hemiciclo, e incluso llaman «valientes» y «patriotas» a los separatistas catalanes y los proetarras por respaldar tales cuentas. Sin embargo, lo que hacen las reverendas cacatúas es contribuir a esta fiesta de fuegos artificiales para tapar el golpe electoral del Fraudillo, del que ya puede decirse con solidez y fundamento que mintió a millones de españoles en la campaña del 9-N a tenor de su pacto ahora con ERC y Bildu. Además, en la ley más importante, la que le garantiza el poder hasta 2023.
Los Otegis y Rufianes, los Barrenas y Junqueras, permitieron la investidura de Sánchez con un voto de confianza en forma de abstención. Incluso deslizaron que lo harían a favor si la cosa se torcía con el diputado de Teruel Existe o el del BNG, cuyo escaño no fue a Vox por 8.000 sufragios y que, por cierto, ha votado ahora en contra de los PGE. En lugar de bloquear la gobernabilidad y a fin de evitar terceras elecciones con los de Abascal al alza, ERC y Bildu se aseguraron la apertura de una línea directa de diálogo para la legislatura que arrancaba.
Pero el diálogo no es acuerdo, y el acuerdo sí ha llegado finalmente con estos Presupuestos del Frente Popular, como reconoció el lunes en la tribuna del Congreso la propia Aizpurua, condenada por apología del terrorismo. A diferencia de Navarra, donde el Gobierno foral ha hecho público su pacto con los herederos del brazo político de ETA, en cambio, de lo ocurrido en la Carrera de San Jerónimo ni Ferraz ni Moncloa han dado a conocer papelajo alguno. Al contrario, incluso han negado tal alianza sin rubor.
Sin embargo, basta con escuchar las palabras de la ex redactora jefa de Egin, sí, el de «Egin señala y ETA mata» que se decía, para intuir que si estas líneas no han sido las rubricadas por los socialistas, andan muy cerca del pacto sellado. «Se han dado pasos en los tres objetivos de la izquierda soberanista», dijo la portavoz bildutarra. Y enumeró: «Defender y ampliar los derechos sociales y laborales de la gente; avanzar en la plurinacionalidad del Estado impulsando el diálogo y el reconocimiento para la solución del conflicto político entre Euskal Herria y el Estado español y transitar hacia una política penitenciaria que deje atrás la excepcionalidad, avanzando así en la construcción de la paz, la convivencia y la normalización». Vamos, que reconoció el trueque de presos por Presupuestos.
Qué alegres se les ve a los batasunos en cuestión de meses. Hace un año, justo tras el 9-N, los filoverdurgos no desbordaban tal regocijo. «Hay un Pedro Sánchez que durante la campaña electoral nos ha anunciado mano firme, 155, que no le temblará el pulso, que da un golpe de Estado digital y además las consultas, al viejo estilo Aznar, van a ser ilegales», señaló Otegi en aquellas fechas. Y es que el Pinocchio de Tetuán, el mismo que aseguró desde Moncloa que «con Bildu no se acuerda nada», se comprometió en el debate televisado de las últimas generales a recuperar el delito de referéndum ilegal. Fue una patraña como un castillo.
Así engañó el plagiador a los más ingenuos. Es más, no sólo tal promesa ha quedado en un descarado embuste, sino que sus socios podemitas en el Gobierno de coalición andan exigiéndole, cada día con más vehemencia, una reforma exprés del delito de sedición o la gracia del indulto para liberar a los golpistas cuanto antes. Que eso de cumplir condena no van con ellos, que tienen que dar mítines para las catalanas de San Valentín. ¡No és justícia, és venjança!, repiten.
Ahora, con los Presupuestos aprobados tras desechar la vía Ciudadanos y con la legislatura encarrilada hasta 2023, Sánchez podrá actuar con mayor independencia respecto a la banda de Pablenin Iglesias y atemperar la ansias de autodeterminación de sus socios. Incluso no es descartable que lo veamos recuperando la promesa de tipificar como delito el referéndum ilegal, pero para entonces ya habría tambores de elecciones. Y en el entretanto, Pedronono habría permanecido unos añitos más en el poder. Aunque en esta epopeya de traición, de resiliente nada, sino arribista de lo ilegítimo. Que no se olvide.