Los fantasmas de Sánchez y de Podemos
Si hay dos cosas que unen a los dos partidos en el gobierno socialcomunista de coalición es su deplorable victimismo. Por un lado, tenemos a un Pedro Sánchez que, en ocasiones, ve a hombres con puro y bigote confabulando contra él. Debe ser que los amanuenses del presidente han sacado la idea del guion de la película ‘El sexto sentido’ cuando el pequeño protagonista (Haley Joel Osment) le susurraba a Bruce Willis que, a veces, veía fantasmas a su alrededor. A diferencia de los espectros de la oscarizada película, los fantasmas de Sánchez parece que son de monóculo, bombín y reloj de bolsillo.
‘Antonio’ va preparando a su electorado, como ya hiciera esta semana en el Congreso, para apuntar con el dedo la existencia de unos supuestos hombres poderosos que se reúnen en una especie de club londinense para millonarios desde donde pretenden acabar con su mandato. Lo curioso es que muchos de esos personajes a los que el presidente parecía referirse son los que lo han aplaudido, enaltecido y coreado desde las páginas panfletarias del sanchismo.
Si hay otro personaje que ha empleado el puesto en el gobierno para mentir a espuertas ese ha sido Pablo Iglesias con el grupúsculo podemita que le acompañó desde un primer momento en el gobierno. Abochorna a cualquiera que ahora aparezca toda su tropa rasgándose las vestiduras y elevando hacia los cielos el dogma de la verdad y del compromiso ético de los medios de comunicación con los lectores. Es inaudito que personajes del calibre de Pablo Iglesias que han hecho de la mentira su marca personal vayan insistiendo ahora a los cuatro vientos lo malos que son determinados periodistas y ciertos medios. Y lo hacen dado que no pueden cerrarlos como siempre pretendieron.
A Podemos no le gusta OKDIARIO porque ha sido el medio de comunicación que más ha puesto al descubierto las irregulares conductas políticas y personales de los dirigentes de Podemos. Pero hay una gran diferencia entre lo que hace un partido político y lo que cuenta un medio de información privado. Este último se financia con publicidad y con el dinero de los suscriptores, mientras que, a Pablo Iglesias, a Irene Montero, Ione Belarra, Yolanda Díaz, Pablo Echenique…, les hemos pagado el conjunto de españoles la capacidad para cometer toda clase de fechorías, desde expandir bulos en el día a día a convertirse en una grave amenaza para nuestro modelo de convivencia por sus pisoteos constantes a la Constitución.
Quien nos debe explicaciones y muchas es Podemos, pero no sólo sobre su financiación, sino por todas las campañas infames dirigidas a determinados periodistas, periódicos, emisoras, televisiones y políticos de la derecha. Las campañas de hostigamiento, persecución y linchamiento a decenas de dirigentes del PP estuvieron orquestadas por hoy dirigentes comunistas en el único partido (no conviene olvidarlo) en su especie situado en un gobierno europeo. Pero no sólo eso, Podemos es el primer partido de España con más condenados judicialmente en sus filas por cosas como patear a policías (Alberto Rodríguez) o agredirlos bajo otros modos (Isa Serra).
No me interesa La Sexta ni los monólogos de sus activistas de izquierda, pero tiene narices que Podemos y, por ende, Pablo Iglesias que le debe casi su existencia política a dicha televisión arremeta contra ella como si nada. Mi opinión sobre Podemos, Iglesias o Sánchez sigue siendo la misma o peor incluso que la de hace un tiempo. Me consuela el pensar que cuando la izquierda se dedica a agitar teorías conspiranoicas, como se ha observado en los últimos 30 años, es porque los sondeos electores esconden algo más que una previsible debacle electoral.
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