Un escudo social lleno de agujeros

IRPF

Las medidas económicas anunciadas a bombo y platillo por el presidente del Gobierno y eufemísticamente bautizadas como la prolongación del escudo social no dejan de ser un vano intento de Pedro Sánchez por quitarse de encima el estigma de la amnistía y venderse ante la opinión pública como una versión renovada de Robin Hood.

En realidad, eso de que gobierna para las clases más desfavorecidas no deja de ser un mantra sin ningún fundamento, porque el plan desplegado en su día para combatir la inflación fue parco y cicatero, más aún si tenemos en cuenta que lo que poco que daba el Gobierno con una mano te lo quitaba con creces con la otra, por la vía de no deflactar la tarifa del IRPF o incrementar las cotizaciones sociales a millones de autónomos. La prueba más palpable de que había más propaganda que sustancia es que lo recaudado de más por el Estado, precisamente por los efectos de la inflación, ha sido casi el triple de lo gastado en el plan anticrisis. Las clases medias, especialmente, no han sentido la protección de ningún escudo social, más bien todo lo contrario.

Aquellas medidas fueron un parche y la prolongación durante unas meses más de la supresión del IVA para algunos productos básicos no parece que sea ninguna panacea, más aún cuando la carne y el pescado, alimentos básicos por naturaleza, siguen teniendo una carga fiscal propia de artículos de lujo.

El transporte gratis para jóvenes que Sánchez anunció en su discurso de investidura no ha visto la luz, pero la luz sí ha visto como subirá el IVA, al eliminar el Gobierno el tipo mínimo, al igual que subirá el IVA del gas. En definitiva, mucho ruido y pocas nueces. Eso sí, la factoría de propaganda de la Moncloa ha vendido la prolongación de las medidas económicas como la prueba del nuevo del compromiso del Gobierno con los más desfavorecidos, cuando la realidad es que su escudo social está lleno de agujeros.

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