EEUU anticipa otra pandemia económica

EEUU anticipa otra pandemia económica

La confianza estadounidense en la economía tocó esta semana un nuevo máximo, el mayor de todos los tiempos, según la última encuesta de Gallup. Las buenas noticias allí, casi siempre lo son para el mundo y, en consecuencia, para España. No obstante, últimamente nos llegan datos que son difíciles de explicar en el contexto de una economía en pleno auge. Según el Instituto Americano de Petróleo (API, por sus siglas en inglés) el 7 de febrero se produjo el segundo mayor exceso de inventario de barriles de petróleo de la historia.

Esta noticia salió tras anunciar la Administración de Información Energética que habían revisado sus modelos de gasolina a la baja y que la demanda implícita de gasolina en Estados Unidos iba a ser de 8.2 millones de barriles al día. Para que el lector se sitúe, la demanda más baja desde febrero del 2012. Rápidamente, Goldman Sachs se puso a analizar la situación, explicando que este dato era preocupante, teniendo en cuenta que la demanda de gasolina no ha parado de crecer desde 2012 y que este tipo de evento sólo había ocurrido históricamente en precedentes o en una recesión. También hay que subrayar que en 2012, la gasolina estaba en 3 dólares/ galón (3,7854 litros) y ahora está en 1.5 dólares/galón. Por lo tanto con un descuento del 50% y 5 años más tarde, la demanda de gasolina está en los mismos niveles.

Una posible reacción inicial es responsabilizar a los vehículos híbridos, eléctricos y a la mayor eficiencia de los nuevos motores  por esta reducción en la demanda. Sin embargo, este pasado agosto de 2016, la demanda de gasolina estaba en máximos históricos. Desde agosto no ha habido un salto tan espectacular en la compra de vehículos híbridos y eléctricos como para sustituir de forma tan radical a la gasolina. Lo más probable es que el consumo americano se esté debilitando, a pesar de su optimismo extremo. Recordemos que el optimismo ayuda en el ciclo económico pero no puede poner billetes en el bolsillo de la gente.

Esta hipótesis se ve reforzada por los últimos datos de empleo en Estados Unidos. En la superficie parece que no pasa nada, ya que se crearon 227.000 empleos netos en enero —contrataciones y despidos—, sobrepasando las expectativas de los economistas. No obstante, en 2017, las personas que siguen cobrando prestaciones por desempleo han ascendido en más de 700.000, según Bloomberg. Además, Deutsche Bank explica que el crecimiento de empleo en las 500 mayores corporaciones americanas es negativo por primera vez desde 2008. Que las mayores empresas americanas tengan un crecimiento de contrataciones negativo no es buena señal. Que el número de personas que siguen cobrando el paro supere la creación de empleo neto, tampoco. Finalmente, que la demanda de gasolina haya caído tanto a pesar de una confianza tan alta del consumidor ha sido un buen precedente histórico de una economía que comienza a debilitarse. Acordémonos del dicho de que cuando Estados Unidos estornuda, el resto del mundo se resfría.

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