Crecen los ricos… en el Gobierno de Sánchez

Crecen los ricos… en el Gobierno de Sánchez

Muchos políticos de izquierdas son grandes especialistas en decir una cosa y hacer completamente lo contrario. Lo hemos visto esta semana a cuenta de la publicación del patrimonio que poseen los miembros del Gobierno socialcomunista. Un dato muy ilustrativo: la mitad de los ministros de Pedro Sánchez suma mayor patrimonio que la totalidad de ministros del último Ejecutivo que presidió Mariano Rajoy.

El más rico de todos los ministros actuales, Manuel Castells, es representante de Podemos. Su riqueza es de casi 4 millones de euros. Lejos está de los 1.000 millones de dólares que se le presuponía al tirano comunista cubano Fidel Castro, cuyo patrimonio superaba incluso a la reina de Inglaterra, Isabel II. Pero el trasfondo es el mismo: criticar el capitalismo, criticar la acumulación de dinero, criticar el enriquecimiento, pero cuando se trate del de los demás.

Fidel Castro siempre ponía en el punto de mira al ‘imperialismo’ de EEUU, y la ‘progresía’ española habla de los ricos como si no fuera con ellos, como si los ricos fueran seres demoníacos, como si ellos se dedicaran a repartir lo que tienen entre quienes lo necesitan, como si fueran unos ascetas que renuncian a los bienes materiales. Y claro, los dirigentes comunistas tienen poco de ascetas, y mucho de jetas. Nunca hay que fiarse de los políticos incoherentes, de los políticos que llevan marcado en la piel la frase de “donde dije digo, digo Diego”.

Octubre de 2015. El ahora ministro de Universidades, Manuel Castells, escribía una columna en La Vanguardia donde criticaba a los ricos por el hecho de ser cada vez más ricos, mientras los pobres eran más pobres. “Por sus actos los conoceréis y como vemos, en el mundo en general, mandan políticos venales al servicio de los ricos que todavía quieren serlo más”. Eso decía el ministro Castells, el ministro ‘fantasma’ al que le gusta poco trabajar, el ministro que le pidió a Pedro Sánchez que le buscara piso en Madrid porque la capital era una ciudad cara y “no se puede vivir con el sueldo de ministro”.

Pese a sus casi 4 millones de euros de riqueza no se vaya a pensar el lector que Castells renunció a su salario para no ser esclavo del capital como propugnaba Karl Marx. Por cierto, Donald Trump sí que renunció a su salario mientras estuvo en la Casa Blanca. Lo que ya me parece un acto de cinismo atronador es que mientras el ministro ‘fantasma’ lleva años escribiendo libros, dando conferencias y dando clases para criticar el proceso de globalización por originar más desigualdad social y polarización entre ricos y pobres, Manuel Castells se ha convertido en todo este tiempo justo en el ejemplo palpable de todo lo que critica.

Lo mismo que Pablo Iglesias. Su relato político lo ha construido habitualmente en criticar a los ricos. En decir cosas como éstas: “Los ricos celebran que sus fortunas crecen mientras somos segundos en malnutrición infantil y sube la desigualdad” o “salir de la crisis no es que los ricos aumenten sus fortunas mientras la mayoría sigue sufriendo una situación límite”.

Pues va a ser que estamos en esa situación. Mientras 100.000 españoles han perdido su vida por el coronavirus, mientras que hay 1 millón más de pobres con Sánchez, mientras que el paro asola a más de 4 millones de personas, mientras que los jóvenes tienen menos oportunidades que nunca en la historia, mientras que los ERTE afectan a 800.000 españoles, mientras que los cierres empresariales se cuentan por miles, mientras que la hostelería está devastada y el turismo está en estado terminal, ha habido un claro caso de beneficiados: los integrantes del Gobierno socialcomunista.

Pablo Iglesias una vez dijo “una aldea de ricos resiste siempre a los recortes”. Es verdad. En eso es lo que este Gobierno ha convertido La Moncloa en tiempos de pandemia.

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