Las cotizaciones como impuesto: el engaño de bases de cotización y pensiones

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El Gobierno ha vuelto a subir la subida de la base máxima de cotización, que incrementa en un 4%, mientras que la pensión máxima sube un 2,8%, debido a que la base máxima la incrementa por la inflación más 1,2 puntos, hecho que lleva a que la brecha, cada año, se agrande más de mantenerse dicha forma de cálculo. Esta subida de las bases máximas –cualquier día proponen el destope completo, lo que sería ya el acabose- es una estafa por varias razones.

En primer lugar, porque con ello no se soluciona el problema de las pensiones, que requiere de una reforma estructural profunda, sino que supone una medida que no sólo no servirá de nada, sino que será contraproducente y terminará, por caída del empleo, agrandando el agujero de la Seguridad Social. Además, aunque recaudasen la cifra de 1.100 millones de euros más al año por la subida de las bases máximas que estimaron cuando elaboraron la propuesta inicial de subida, no compensan el incremento de déficit anual de la Seguridad Social, de alrededor de 1.500 millones, incremento de déficit que ya reconoció en el pasado el Gobierno a Bruselas.

Por tanto, no sólo no enjugará el déficit de la Seguridad, sino que mantendrá moribundo el sistema, enquistando el problema. La previsión de un incremento creciente del gasto de la Seguridad Social, motivado por el aumento del efecto sustitución de los salarios, el aumento del número de pensionistas y el IPC, elevará el déficit de la Seguridad Social, dando un paso más hacia el colapso del sistema.

En segundo lugar, porque el incremento de las bases máximas de cotización –así como del salario mínimo- destruirá actividad económica y, con ello, empleo. La AIReF estimó que sólo el incremento de las bases máximas de cotización puede suponer un frenazo a la economía de una décima de PIB y de cerca de 40.000 puestos de trabajo. Con ello, la recaudación caerá, tanto en IRPF como en impuestos indirectos, así como en cotizaciones a la Seguridad Social, con lo que, en lugar de paliar el déficit, se incrementará sobre la base de un país empobrecido.

Recordemos que las cotizaciones a la Seguridad Social suponen casi un 40% más del salario del trabajador, de manera que un mileurista, para llevarse 1.000 euros netos a su casa al mes, ha de generar un valor con su trabajo que compense casi el doble del salario, que es el coste que le cuesta a la empresa. Si las cotizaciones aumentan, el desfase será mayor, el coste superior y la contratación será menor.

Y en tercer lugar, porque ya es escandaloso que los profesionales que tienen la base máxima de cotización coticen por casi 5.000 euros (4.909,5) y puedan llegar a conseguir una pensión, la máxima, de sólo 3.812,20 euros en doce pagas (3.267,60 euros en catorce), es decir, 1.100 euros menos que el importe por el que cotizan, cuando hace seis años la diferencia era de 900.

Eso supone un claro fraude a los contribuyentes y trabajadores que cotizan por la base máxima, puesto que todavía verán cómo la diferencia entre lo que cotizan y lo que recibirán como pensión es mayor, al subir la base y no moverse, casi, la pensión, de manera que el sistema de reparto se convierte en menos contributivo todavía, en un claro desincentivo al trabajo.

Y adicionalmente, el Gobierno vuelve a subir las cotizaciones a la Seguridad Social con su llamada «cuota de solidaridad», que no devenga derechos, dentro de su plan equivocado de saneamiento de la Seguridad Social, que no mejora su viabilidad, sino que la compromete. En 2025 la cuota de solidaridad será del 0,92% para la parte del salario que supere en hasta un 10% la base máxima; del 1% para la parte del salario que se sitúe entre el 10% adicional de la base y el 50%, y un 1,17% para el tramo de salario que exceda la base máxima en más de un 50%. Si la supera en un 50%, el primer 10% iría al 0,92% y la parte restante al 1%. Por encima de ese nivel, salarios mayores irían al 1,17%. Todo ello, sin devengar derechos, impuesto puro y duro.

Subir las cotizaciones supondrá un encarecimiento adicional y actuará de freno a la actividad y al empleo. Este afán confiscatorio hiere a la economía y puede contribuir a ahondar más en la desaceleración, ya que esto empeorará nuestra competitividad y, con ello, la economía y la generación de puestos de trabajo.

Asimismo, el aumento exponencial de las bases máximas es nocivo, además de ser una auténtica estafa para muchísimos trabajadores y cotizantes, a los que, una vez más, la izquierda pretende dar gato por liebre al grito de igualdad y solidaridad, cuando lo único que traerán será injusticia, paro y pobreza.

La Seguridad Social tiene un problema que no se soluciona con este tipo de parches, que, además, perjudican, sino con reformas profundas, creíbles, duraderas, que la hagan sostenible, justo lo contrario de la política aplicada por el Gobierno, que pone en riesgo la sostenibilidad del sistema, que actualmente está quebrado.

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