Comisionada para los actos por la muerte de Franco y, sobre todo, comisionista del sanchismo
Si uno se adentra en la trayectoria personal de la comisionada designada por Pedro Sánchez para los actos conmemorativos de los 50 años de la muerte de Francisco Franco llegará muy pronto a la conclusión de que Carmina Gustrán, la doctora en Historia elegida por el Gobierno, es una activista muy, pero que muy comprometida con la izquierda, y muy, pero que muy comprometida contra la derecha. Su aplicación de la historia se centra en una frase de su cosecha, inspirada en Orwell, que lo dice todo: «Quien controla el presente controla el pasado». Que es tanto como animar a Pedro Sánchez a utilizar todos los recursos presentes a su alcance -que son muchos- para manipular la historia.
El concepto de control del pasado, viniendo de una historiadora como ella, es -como poco- inquietante. Lo que viene a sugerir Gustrán es que la historia es manipulable. O sea, que desde el presente se puede distorsionar a conveniencia utilizando todos los recursos y medios que otorga el poder.
Franco, por ejemplo, puede ser utilizado al servicio de los intereses de Pedro Sánchez, que es lo que está haciendo este Gobierno. La tal Carmina Gustrán, la comisionada del Gobierno para coordinar los fastos por el 50 aniversario de la muerte de Franco, participó en encierros de la marea verde contra el Gobierno de Mariano Rajoy y compartió su activismo de izquierdas en las redes sociales.
El ser historiadora, lo corrobora Carmina Gustrán, no garantiza la objetividad. El caso de la comisionada de Sánchez es un ejemplo: la ideología, cuando no se somete al rigor y la mesura, se convierte en un arma de desinformación capaz de tergiversar el pasado. Carmina Gustrán será historiadora, pero su historia se resume en que es, sobre todo, una activista de izquierdas que cobra un sueldo del Gobierno de Pedro Sánchez. No es un dato menor: es la prueba de que está para lo que está. Para desde el presente manipular el pasado.