Cerdán y las ‘excursionistes calentes’

Santos Cerdán, PSOE

Dentro de los grandes hitos que ha vivido la Cataluña del último cuarto de siglo hay que citar la habilidad negociadora de Santos Cerdán con el prófugo de Waterloo para atar la investidura de Pedro Sánchez y el rodaje de ‘Les excursionistes calentes’, la primera película porno en catalán, dirigida por Conrad Son. En la segunda se veía a unos cuantos catalanes y catalanes dándose entre ellos en un ambiente rural e idílico, en el pacto antes mencionado son dos los que dan lo suyo a todos los españoles, pero en un ambiente mucho más sórdido.

Tras este pacto Cerdán puede dar más días de gloria a Cataluña, dado que ha escogido a un abogado ‘cupero’ que le puede conseguir la condena más alta en un caso de estas características, dada la línea de defensa que ha escogido, que es puro seguidismo de los acusados del ‘procés’. Junqueras, Romeva, Turull, Rull y el resto de sediciosos que convirtieron la sala del Supremo en una sala de mítines políticos sí que tenían gente detrás, que llenaron Cataluña de lazos amarillos, por lo que su línea de defensa podía tener algún tipo de sentido si lo que se buscaba era agitar el árbol para intentar achantar a los jueces. No lo consiguieron y el Supremo no se achantó, pero al menos en su estrategia se veía cierta lógica.

No es así en el caso de Cerdán, dado que esta táctica es un puro suicidio. Si el ex secretario de Organización del PSOE se da la vuelta para decir «¿Quién está conmigo?» solo verá a tres gatos callejeros, dos grillos y un par de avispas. Poca tropa para convertir su caso en un ejemplo de lawfare. Lo suyo, como mucho, es – presunto – ‘jetafare’ o ‘palasacafare’. En Ferraz ya no le cogen el teléfono y Ábalos ya está cantando, y no precisamente ‘La internacional’. Benet Salellas, ese agitador separatista vestido de abogado que puede conseguir para Cerdán un récord en la historia penitenciaria española, es autor de la famosa frase «hemos enviado a Mas a la papelera de la historia». Entonces era diputado de la CUP. No sabemos que dijo este ilustre letrado cuándo Cerdán entró en Soto del Real.

Estamos a una semana de que Óscar Puente acuse a Cerdán de ser un agente infiltrado del PP y de que Pilar Alegría llore en público para mostrar su dolor por haber traicionado la confianza de Pedro Sánchez. Será enternecedor. Puigdemont ya invita a mejillones a José Luis Rodríguez Zapatero y no nos imaginamos a Turull o a Miriam Nogueras llevando una chapa con el lema «Free Cerdán». El «Llibertat presos polítics» con la cara de Cerdán que circula en forma de meme por las redes no se hará realidad.

El poderoso negociador de anteayer ahora no es más que otra víctima de la picadora de carne sanchista. Nadie llorará por él ni en Barcelona, ni en Moncloa, ni en Navarra. Ni siquiera en la sede de Bildu. Ya es pasado. En ese aspecto, ha envejecido mucho mejor ‘Las excursionistes calentes’, que desde 1999 hasta la fecha sigue siendo un producto a medio camino entre el erotismo cañí y la serie B más bizarra. Cerdán ya parece el villano de un ‘péplum’ de serie Z de los que emiten en una televisión local a las dos de la madrugada. Nada más aparecer en la pantalla prefieres buscar un canal de teletienda. O un canal de apuestas. O lo que sea. Incluso una reposición de los mejores masajes periodísticos de Silvia Intxaurrondo.

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