Censura franquista «made Sánchez»

Resulta patético ver al ministro de la Digitalización e Inteligencia Artificial (asunto que desconoce por completo, es decir, completamente lego en un asunto capital para el futuro de la nación) presentar su plan para controlar a la prensa libre disfraza el mismo con invocaciones a la transparencia y la decencia informativa.
Sinceramente, es lo más parecido a la conocida como Ley Fraga impuesta en los estertores del franquismo allá por 1966, es decir, retrocede la libertad 50 años. ¡Hace falta tener cuajo antidemocrático para envolver la pretensión gubernamental de controlar a los medios y sus profesionales en base a un pretendido pluralismo y garantizar la limpieza informativa.
Pretende establecer un registro especial para las empresas periodísticas para poner nombres y apellidos a sus editores es que lo estableció el ministro Fraga hace medio siglo, cuando el jefe del Estado era Francisco Franco. «Evaluar» desde la óptica gubernamental el grado de pluralismo es lo que estableció la mencionada ley fraguista. La capacidad de imponer sanciones por valor de 30.000 euros (buscando desesperada e intencionadamente el flanco económico de los medios) es lo que establecía aquella controvertida normal.
La falsedad en la intención del Gobierno es tan obvia como, por ejemplo, que se puede saber quién está de cada medio informativo sin necesidad de un registro especial. Basta con acudir al Registro Mercantil. El pluralismo lo decretan los lectores, oyentes o televidentes, no el Gobierno de turno. La verdad o falsedad de las noticias es competencia de los tribunales de justicia, derecho perfectamente garantizado en la Constitución y el resto de normativa democrática en vigor. El proyecto gubernamental sanchista, muy parecido también al existente en regímenes dictatoriales (léase la Venezuela actual) no tiene recorrido alguno ni posibilidad de llegar a nacer.
¿Lo sabe el Gobierno? Si. ¿Por qué lo hace? Para amedrentar a la prensa crítica, sobre todo, en aquellas cuestiones que afectan de plano a la enorme corrupción que le rodea.
Ahora se entiende la razón de tanto homenaje sanchista a Franco.