Burda estrategia socialcomunista para deslegitimar el 4M

Burda estrategia socialcomunista para deslegitimar el 4M

La Policía ha identificado al autor de la carta que contenía un puñal manchado de rojo o de sangre y que fue enviada a la ministra de Industria, Reyes Maroto, la futura  vicepresidenta económica del Gobierno de Ángel Gabilondo en el caso de que el socialcomunismo consiga la mayoría en las elecciones madrileñas del próximo 4M. Se trata de una persona afectada de un grave trastorno mental, concretamente esquizofrenia, razón por la cual no se ha procedido a su detención.

La identificación se produjo apenas horas después de que la vicesecretaria general del PSOE,  Adriana Lastra, asegurara: «Me acaban de pasar en una nota que nuestra compañera Reyes Maroto ha recibido una navaja ensangrentada… y desde aquí os digo que ¡no vais a pasar! ¡no vais a pasar! ¡Se acabó, se acabó! «Hay que frenarlos. Yo llamo al pueblo de Madrid: hay que frenarlos!».

Por su parte, nada más conocer los hechos, Pablo Iglesias dijo: «Ya está bien de amenazas fascistas». La propia ministra de Industria declaró que «los demócratas estamos amenazados de muerte si no paramos a Vox en las urnas».

Es decir, el socialcomunismo salió en tromba, estableciendo una relación causa-efecto entre el envío de la carta y Vox, sin esperar siquiera a que la Policía llevara a cabo las primeras investigaciones. Dicho de otro modo: sin prueba alguna, responsabilizó al partido de Santiago Abascal, y también a Isabel Díaz Ayuso, de crear el caldo de cultivo propicio para las amenazas «fascistas» contra la ministra de Industria. En definitiva: impotente ante el imparable crecimiento de Ayuso y la derecha en Madrid, el socialcomunismo ha utilizado de manera bastarda el envío, por parte de un desequilibrado mental, de una carta  con un cuchillo para construir un relato ignominioso según  el cual la derecha «fascista» alienta este tipo de amenazas contra la democracia.

En definitiva, que han traspasado todas las líneas de la ética y se han comportado como lo que son: unos sinvergüenzas sin escrúpulos capaces de rentabilizar hasta la enfermedad mental de un ciudadano al que acusaron, sin pruebas, de «fascista» en un intento desesperado de criminalizar a la derecha política. Hasta de eso son capaces.

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