De anticapitalista atracador de bancos a pura «casta» burguesa

De anticapitalista atracador de bancos a pura «casta» burguesa

Que alguien se compre un chalet de cuatro plantas en una zona próxima a Arturo Soria, en Madrid, no merecería mayor comentario editorial. Si el propietario es un antiguo atracador de bancos que pagó por ello con años de cárcel, tampoco. Pero si el dueño del chalet familiar es, además de todo eso, el portavoz de  Podemos en Madrid, Luis Nieto, la cosa adquiere una nueva dimensión. Porque Luis Nieto, que de joven iba de independentista revolucionario y se abrazó al comunismo, mientras le daba por atracar sucursales bancarias, ha descubierto las bondades del capitalismo hasta el punto de comportarse como esos burgueses a los que Podemos estigmatizó con enorme violencia verbal. ¿Se acuerdan de la casta? ¿Recuerdan con qué odio hablaban cuando conocieron que Luis de Guindos, por ejemplo,  se había comprado un ático de 132 metros cuadrados?

La vivienda del ex atracador podemita de bancos ocupa el doble de superficie que la del ex ministro de Economía del PP y está situada en una zona por encima de los 4.000 euros el metro cuadrado. Estos datos, por supuesto, no tendrían mayor importancia sino fuera porque ayudan a retratar una forma de ser. Luis Nieto, como su jefe, Pablo Iglesias, entendían que la moralidad política de Podemos consistía en  vivir como la gente trabajadora. Y lo proclamaban orgullosos. Pues bien: de aquel discurso inicial no queda nada, porque, a la hora de la verdad, se comportan como aquellos burgueses a los que demonizaban cada vez que abrían la boca.

El casoplón de Galapagar de Iglesias y Montero o el chalet de cuatro pisos de Luis Nieto demuestran el grado de cinismo de quienes se presentaron como regeneradores de la política y enemigos declarados de la casta. ¿Y qué era la casta para ellos? Pues una forma de entender la política no como servicio público, sino como medio para alcanzar un estatus económico por encima de la media. Observen el chalet del líder de Podemos en Madrid, el ex atracador de bancos, y saquen sus propias conclusiones. Hasta aquí la nuestra.

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