Andalucía, la balsa de la esperanza
El Palacio de San Telmo ya hedía a podrido mucho antes de que esta nueva Junta, presidida por Juan Manuel Moreno, cumpliera la promesa de levantar todas las alfombras sobre las que Susana Díaz y los suyos urdieron saquear la región. Ya cantaba el botín de los sátrapas del Sur con la misma fuerza que Enrico Caruso cantó, ‘O Sole Mío’ en la también impune época de los gangsters. Por fin, tras 37 años de continuo desfalco socialista, los herederos de Alí Babá habrán de rendir cuentas a tres partidos que los vapulearon en las elecciones del 2-D, apeándoles de una Junta codiciosa que se enriqueció hasta el fin de sus días a costa del bienestar y el futuro del pueblo andaluz.
Que ahora nos salga diciendo la defenestrada que la ultra derecha ha tomado Andalucía, aparte de ser mentira, corrobora su mal perder y el terror que tiene a los resultados de unas auditorías que ella conoce de antemano por haber dado el visto bueno a cada uno de los fraudes cometidos cuando tuvo la deshonra de presidir el saqueo. En la Edad Media, le esperaría la horca, sino la hoguera, así que no se queje la arpía, pudiendo echarle la culpa de su tremebundo fracaso electoral a Pedro Sánchez, su líder de estiércol, vendido a traidores. Tal para cual, pues gracias a ambos la indecencia está consolidada y gozando de excelente salud. Una vez perdida Andalucía, feudo emblemático del latrocinio, aún pueden jugarse el resto de España a las chapas.
Cuenta el humor sevillano que, noches antes de que se constituyera la nueva Junta, los últimos leales a Díaz abrieron los ventanales de palacio de par en par para ventilar el tufo a chamusquina que había dejado la quema de documentos comprometedores. Noches de fallas andaluzas, llamaron al suceso previo a que se pusiera en marcha la operación limpieza liderada por Moreno. Y al parecer, no ardió todo lo deseable, según demostró Carlos Cuesta en una crónica reciente en OKDIARIO, pues 37 años de desfalco abusivo, dan de sí. Defender, como hizo Díaz, que el vicio de robar a manos llenas es la única manera de agrupar a un pueblo, equivale a menospreciarlo.
La nueva Junta va por el buen camino. Levanta las alfombras, anula el impuesto de sucesiones y apoya al Rey. Incluso PP y VOX han mandado a la porra a la consejera andaluza de Igualdad, Rocío Ruiz, por criticar a la Santa Semana, a la que tildó de “desfile de vanidad y rancio populismo”. Afortunadamente C´s la llamó al orden y la lerda se ha disculpado, con lo cual la regeneración de Andalucía vuelve a ser una balsa de esperanza. El socialismo lo tiene crudo en su región de postín y en el mundo, sobre todo a partir de hoy, que el negado de Sánchez sigue empeñado en no reconocer al salvador de Venezuela, Guaidó, para “evitar situaciones traumáticas”, siendo él, Sánchez, el pelele más traumatizado del orbe y de la actualidad.