Desparrame onírico de ‘Memolo’ Sánchez
Tras haber introducido micrófonos de última generación en la alcoba de La Moncloa, oigamos las alucinaciones narcisistas de quien se ha autocoronado como Memolo Sánchez, virrey de las Españas. Haber penetrado sus sueños de grandeza no tiene desperdicio. Escuchen el desparrame onírico del simple. “Nací para tragar, soy un embudo. Trepé por la escala de los engaños. Virrey fui, con 84 escaños. Mi ego —mitad mamón, mitad engrudo—, sólo acoge en su seno a los traidores que me emulan por ser depredadores”. Valga tal sexteto para demostrar la indecencia del personaje.
Siga la fábula de Polifemo Junqueras y la hiena Iglesias, pues ésta fiera aceptó ser el correo del Zar Memolo a la procura de ablandar al ogro preso por rebelión. Tardá, francotirador de ERC, ya amenazó con no apoyar los lunáticos PGE suscritos por Memolo y la hiena, de no ser liberado Polifemo de la cárcel de Lledoners. Ojalá que la amenaza de Tardá mantenga su palabra y haga buena una de las mil patrañas que plantea el golpismo. O vean una de las últimas portadas de El Mundo, medio que no se somete a las filfas que nos cuela Memolo: “Enmienda total de Bruselas al Presupuesto virtual de Sánchez”. Aún así, con fantoches y flipados manipulando el futuro, pueden prosperar los PGE. Nos cabe esperar lo peor.
Cuando uno alcanza la Presidencia del Gobierno sin pasar por las urnas y lo único que desea, en este cruel y plácido mundo, es seguir viviendo en La Moncloa hasta el final de sus días, lo tiene muy fácil. Basta con agenciarse un consejero que le convenza de que no hace falta mentir para seguir siendo el presidente. Decir la verdad y leerse la Constitución, serían un par de buenos consejos iniciales. Respetar al Rey, y el dictamen de los jueces, tampoco estarían de más.
Mande usted, Memolo, a Torra a la mierda, a los usureros del PNV a hacer gárgaras y al hijo de Maduro, esa hiena que le alborota los sesos, al país de nunca volver, que si así lo hiciera, igual sería bien visto y algunos millones de incautos introducirían su nombre en las urnas en unas hipotéticas elecciones que se le resisten. Bobo y muy infatuado Memolo, déjese aconsejar. Rompa, haga añicos ese execrable espejo en el que tanto se contempla y tanto le extasía. Abandone sus sueños. Váyase a plagiar tesis, o a hacer puñetas, que es una actividad bastante más digna.