Pronto usaremos el olfato al ver filmes o jugar videojuegos
Nuevas experiencias sensoriales, uso el olfato mientras vemos una película o jugamos con una consola. ¿Cómo es esta tecnología?
Cuando vemos un filme podemos ver, escuchar e incluso sentir la acción que transcurre en la pantalla, mediante algunos dispositivos instalados en las salas de exhibición. Pero no era posible que nuestro sentido del olfato participara de la experiencia… hasta el momento. ¿Cómo será esta nueva innovación tecnológica?
Frederik Duerinck, artista, cineasta y diseñador radicado en Breda, en los Países Bajos, trabaja desde hace años en la posibilidad de vincular el olfato con la visión y el sonido, y ha desarrollado la llamada perfumería algorítmica. Duerinck es el fundador del startup Scentronix, y ya cuentan con una máquina de impresión de perfumes en actividad. Todo el equipo de trabajo está enfocado hacia la implementación de la misma tecnología en miniatura, para que el perfume digital pueda incorporarse al cine y a los juegos de ordenador, entre otros usos.
¿Qué es la perfumería algorítmica?
La perfumería algorítmica pretende estrechar la brecha que existe entre los cosméticos y los datos personales. Intentan encontrar un aroma para cada consumidor. El Algorithmic Perfumery de Duerinck tiene un programa de inteligencia artificial integrado para optimizar sus productos. Los consumidores forman parte de la experiencia y deben expresar, mediante la ilustración visual o por datos cuantitativos, qué sienten al percibir un nuevo olor.
El cuestionario consta de 128 preguntas y de acuerdo a las respuestas obtenidas se conforma lo que Duerinck ha llamado bucle de retroalimentación, que puede predecir, de acuerdo a los gustos del consumidor, qué tipo de aroma es el más conveniente.
¿En qué consiste el proyecto?
Duerinck ha logrado construir un pequeño dispositivo cuadrado, de unos 5 centímetros de lado, que contiene una batería y un intrincado sistema de expulsión de aromas, al que ha llamado burbuja de olor.
El dispositivo, según el propio Duerinck, aún no está listo y se está trabajando intensamente en conseguir una reducción significativa de su tamaño y prolongar la vida útil de la pequeña batería. Asimismo, el equipo investiga afanosamente para lograr mejorar la calidad de los aromas y los métodos de expulsión.
Los aromas son producidos de acuerdo a las respuestas obtenidas en los cuestionarios. Los futuros proyectos de Duerinck incluyen la creación de una app para móviles con perfumes asociados a, por ejemplo, determinado juego. Funcionaría descargando aromas durante ciertas acciones realizadas por el jugador.
Antecedentes históricos de la dispersión de olores
Duerinck no es el primero en tratar de crear una experiencia sensorial más inmersiva, en donde el olfato y la percepción de olores estén sincronizados con los demás sentidos. Los antiguos griegos ya lo intentaron. Existe un poema que relata que se empapaban en aceites perfumados las alas de palomas, las que luego soltaban dentro de un recinto en el que se celebraba un banquete. Los aromas se extendían por todo el lugar y los comensales disfrutaban intensamente de la experiencia.
Los perfumes y en particular el incienso, siempre han desempeñado un papel muy importante en rituales y ceremonias religiosas. En el cine, los intentos de añadir olores a la filmación comenzaron en el año 1916, cuando un empresario dueño de un cine proyectó el partido anual de fútbol americano Rose Bowl esparciendo aceite de rosas en la sala.
Tubos pegados a las sillas
Más tarde apareció Smellovision, comúnmente llamado Scentovision y que fue presentado en la Feria Mundial de Nueva York en el año 1939. Consistía en una serie de tubos unidos a las sillas de los espectadores que expulsaban perfumes relacionados con las imágenes que se estaban mostrando en ese momento. Esta técnica no prosperó, aunque fue utilizada con total éxito más adelante en el año 1960, cuando se utilizó para el lanzamiento de Scent of Mystery.
Elizabeth Taylor participó en una experiencia con Smellovision pero que resultó ser un total fracaso. Se utilizaron en la ocasión varios tipos de olores durante el film, que resultaron ser demasiado difusos como dar una experiencia satisfactoria. Lo que resultó ser el problema más difícil de resolver fue cómo hacer para “limpiar” un olor, para permitir la difusión de otro diferente.
El cineasta John Waters presentó la idea de rascar y luego oler tarjetas, durante la exhibición de su película Polyester, a principios de la década de 1980, aunque ningún otro director utilizó ese sistema.
Conexión a un ordenador
En la década de 1990, DigiScents, un startup con sede en Oakland, California, lanzó su concepto iSmell, con el que consiguió recaudar más de 20 millones de dólares. Su ingenioso dispositivo funcionaba conectándolo a un puerto USB del ordenador, y de igual forma que en una impresora de inyección de tinta, expulsaría olores contenidos dentro de un cartucho reemplazable, con 128 aromas primarios.
El problema continuó siendo el mismo de 30 años atrás, los olores mezclados eran sumamente difíciles de despejar y, a raíz de los atentados del 11S, la compañía se quedó sin fondos y su dispositivo quedó en el olvido.
Según Duerinck, su equipo no tropezará con los mismos obstáculos, aunque saben perfectamente que, los aromas no son como los colores, en donde es posible modificar el RGB o el CMYK y replicar lo que se quiera.
Seguramente, pronto podremos disfrutar del cine y de los videojuegos con aromas. Comparte con tus amigos y deja tus comentarios ¿Cómo crees que será esta experiencia?
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