El Gobierno de Canarias (Podemos) gasta 28.522 € contra la «gordofobia» en 8 contratos a dedo
La Consejería de Igualdad del Gobierno de Canarias, liderada por Noemí Santana (Podemos), ha organizado una segunda jornada contra la «gordofobia y violencia estética contra las mujeres». Si el año pasado se gastaron 30.355 euros públicos, en esta ocasión han desembolsado otros 28.522 euros en 8 contratos menores, es decir, adjudicados a dedo.
Al dividir el encargo en contratos pequeños que no superan el límite de 15.000 euros podríamos estar ante un caso de fraccionamiento ilegal de contratos. De haber encargado a un único proveedor este seminario sí tendría que haber salido a concurso público para que cualquier licitador presentara su oferta.
En esta ocasión el desglose de gastos es el siguiente: registro audiovisual (2.940 euros), reportaje fotográfico (1.095 euros), material publicitario (1.269 euros), interpretación en lengua de signos (1.134 euros), suministro de 350 guías (2.385 euros), vuelos y alojamientos (7.794 euros), servicios de secretaría (14.070 euros), diseño y maquetación de la guía de 76 páginas (220 euros) y tres pagos de ponencias por 210 euros cada una.
Estos encargos a dedo que aparecen en el Portal de Contratación fueron realizados por el Instituto de Igualdad canario liderado por la también miembro de Podemos Kika Fumero entre los meses de abril y junio de 2021.
Ya en 2020 realizaron otras jornadas contra la «gordofobia» que anunciaron a bombo y platillo como «apuesta innovadora» porque «ninguna institución pública había realizado unas jornadas con estos ejes temáticos».
«La gordofobia es el odio, rechazo y violencia que sufren las personas gordas por el hecho de ser gordas. Es una discriminación que está cimentada sobre prejuicios sobre los hábitos, costumbres y salud de las personas gordas, que se nutren de la creencia de que el cuerpo gordo responde a una falta de voluntad o de autocuidado, de no hacer el esfuerzo suficiente para ser delgado, motivo por el cual merece ‘castigo’ o rechazo», exponen.
Aseguran que «esta perspectiva, que piensa que el cuerpo gordo es producto de pereza o vagancia, no atiende a los contextos que producen o afectan a los cuerpos, ni a todos los factores que inciden en que una persona sea gorda o flaca, enferme o sane. Las condiciones económicas, culturales, genéticas, educativas y sociales son invisibilizadas u obviadas, así como la propia condición de enfermedad y tratamiento médico que pueden tener efectos en los cuerpos y en su peso. Del mismo modo, esta visión tampoco tiene en cuenta que la propia gordofobia constituye un factor que vulnera la salud».
En el programa de este evento se destacaba como objetivo «explorar, abordar y debatir la gordofobia en conjunto con la violencia estética atravesada por el género, lo cual supone poner sobre la mesa diferencias y encuentros, para seguir trazando caminos de emancipación feminista en este mundo de diferencias interconectadas».
Estas jornadas que se desarrollan ya con periodicidad anual duran tres días y, lejos de concienciar a las asistentes del grave problema de salud que supone la obesidad – que mata anualmente a más de 130.000 personas en España- las charlas afearon la «opresión y violencia» que suponen «muchas de las creencias que existen con respecto al peso, la salud y el bienestar». «Argumentar que un cuerpo gordo es un cuerpo enfermo ha constituido quizás el mayor justificante a la gordofobia en la cultura occidental», criticaron.
«La opresión estética y la gordofobia, aunque son estructuras que no deben ser confundidas, encuentran un punto de cruce en el imperativo de la delgadez contemporáneo. La dieta como promesa (cruel) de un pasaje a una vida vivible, tiene una letra chica y un costo especial para las personas gordas: la desaparición de nuestra forma corporal», esgrimen.
Uno de los grupos destacados que intervinieron el año pasado en este acto es ‘Komando Gordix’, que se describen a sí mismas como «colectivo de gordas feministas que mediante arte antigordófobo reclama al cuerpo gordo como sujeto político».
Este año han destacado que «más de 2.000 personas que se inscribieron en el evento y lo siguieron de forma presencial u online desde distintos rincones del mundo, en concreto, desde más de 20 países».