La Navata, Galapagar

Crisis sanitaria en Galapagar: plaga de ratas en el barrio del casoplón de Iglesias

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El barrio de La Navata, donde viven Pablo Iglesias e Irene Montero, sufre una plaga de ratas. Cerca del colegio público del mismo nombre, a escasos 1.700 metros del famoso casoplón de más 2.300 metros cuadrados de finca, se han grabado varios roedores de gran tamaño. Las quejas de los vecinos de esa zona de Galapagar se han disparado. Señalan que el alcalde socialista de la localidad, Alberto Gómez, ha descuidado la recogida de basura de la vía pública y esto ha generado un problema de salubridad con los citados vertebrados. A eso se suma una casa abandonada en la zona que es un foco de insalubridad.

«Las ratas en la Navata indignan a los vecinos y el PSOE de Galapagar sigue sin modificar el contrato de limpieza. Ya ocurrió el pasado verano y la historia se repite. Pedimos al gobierno municipal que actúe urgentemente ante este problema de salud pública», ha comentado el PP de la localidad, que presenta a la diputada regional Carla Greciano como candidata a regidor. «Así afecta la política de no limpieza del PSOE de Galapagar», resumen en redes sociales.

Por su parte, fuentes populares agregan que «el concejal de limpieza, Felipe García, trabajando de asesor informático, para una empresa privada». «En Galapagar no tenía mucho trabajo», ironizan para señalar directamente al primer teniente de alcalde y responsable de Ordenación del Territorio, Urbanismo, Medio Ambiente, Innovación, Nuevas Tecnologías y Transparencia. Por su parte, también quedan contra las cuerdas el propio alcalde que lleva la cartera de Salud Pública, el edil de Obras, Servicios y Mantenimiento Urbano y el responsable de Urbanizaciones.

Moción

En este contexto, Podemos ha presentado en la localidad una moción al pleno municipal para que los productos químicos que use el Consistorio, incluyendo los destinados a acabar con plagas de diverso tipo como las ratas, sean respetuosos con la salud de todos los seres vivos. 

Raquel Almendros, portavoz local de Podemos, ha registrado una proposición para «reducir la exposición a los disruptores endocrinos (contaminantes hormonales)». Se trata de atajar «las sustancias químicas que tienen la capacidad de interferir y alterar el sistema endocrino de los seres vivos, incluidos los seres humanos». «Estas sustancias fueron descubiertas a principios del siglo XX. Son compuestos que tienen la capacidad de alterar las hormonas, provocando desequilibrios y desencadenando enfermedades graves», expone.

Sostiene que producen «daños a los sistemas reproductores masculinos y femeninos, tumores en órganos hormono-dependientes, alteraciones en el desarrollo del sistema neurológico, enfermedades metabólicas, enfermedades cardiovasculares, etc.».

«¿Qué proponemos? Es evidente que desde un Ayuntamiento no se puede suplir la falta de una legislación adecuada en materia de salud pública, pero sí puede tomar medidas para garantizar que los productos que utiliza en la vía pública, en los edificios municipales, y en los servicios que presta a la población, no contengan disruptores endocrinos. O, al menos, limitar su uso lo máximo posible, optando por alternativas ecológicas siempre que sea posible», exigen.

Llevarán a votación el «compromiso de no utilizar plaguicidas, herbicidas, pesticidas, o biocidas en general, que sean susceptibles de actuar como disruptores endocrinos, tanto en la vía pública como en las zonas naturales, parques y jardines, centros escolares y cualquier edificio de titularidad municipal». De llevarse a cabo esta pretensión de usar productos químicos menos letales, las ratas de Galapagar podrían alargar sus expectativas vitales.

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