Brasil nos deja sin oro

España no pudo emular su oro olímpico 29 años después. Brasil se cruzó en nuestro camino y nos dejó con la miel en los labios de la forma más cruel. En un partido que tuvo de todo, los pupilos de Luis de la Fuente estrellaron hasta en dos ocasiones dos balones en el larguero en un lapso de tres minutos antes del final del partido. La canarinha, más experta, supo aprovechar la inocencia de la defensa española para sacar sus dos goles ahí, con el de Malcom totalmente definitivo en el minuto 109.

España fue capaz de salir adelante tras un penalti más que cuestionable vía VAR, supo recomponerse de un gol en el descuento de la primera mitad, pero no pudo ganar una medalla de oro olímpica que prolonga una maldición en los deportes de equipo que va para muy largo. Hay que aprender a ganar finales y es nuestra asignatura pendiente de cara al futuro.

La selección de fútbol masculino venía con la presión de romper una maldición olímpica que ellos mismos habían iniciado 21 años atrás cuando cayeron en la final contra Camerún. Desde ese día, los equipos españoles que han alcanzado finales olímpicas siempre han perdido, incluida esta misma tarde el waterpolo femenino ante Estados Unidos sumando la friolera de siete derrotas consecutivas.

El partido comenzó con los nuestros dominando la posesión ante una Brasil que esperaba su momento. España volvió a optar por la fórmula de ir sin delantero dejando fuera del equipo a Rafa Mir para dar la titularidad al héroe de la semifinal, Marco Asensio. El equipo de Luis de la Fuente mostró una versión notable en los primeros minutos con el toque predominante y con Pedri como maestro de orquesta.

Al cuarto de hora, España dispuso de su ocasión más clara de la primera mitad tras un centro acaramelado de Marco Asensio que ganó Oyarzabal a Dani Alves y que puso en el corazón del área dividido entre Diego Carlos y Dani Olmo. El experimentado defensa del Sevilla arriesgó de lo lindo para quitarle el balón al mediapunta de la cabeza haciendo un despeje hacia su propia portería y luego rectificando la trayectoria del balón sobre la línea para salvar el gol. Un defensa de categoría y curtido en mil batallas que deja claro que traer veteranos a estos torneos aporta.

A España se le fue apagando poco a poco la llama físico al tiempo que Brasil crecía poco a poco con un Richarlison que empezaba a convertirse en una pesadilla para la defensa roja. En una falta lateral sin aparente peligro, Unai Simón salió a por el balón tocándolo levemente y al mismo tiempo chocando cuerpo con cuerpo con Matheus. El colegiado australiano Chris Beath pitó falta del delantero, quien se quedó en el suelo por un momento.

El VAR le dijo al árbitro que fuese a revisar la acción y en ella pitó un penalti más que sorprendente en presencia de Infantino. La voluntariedad Unai Simón en la acción es nula, por no hablar de la visibilidad. El karma se encargaría de devolverle el favor a España. Richarlison mandó a las nubes su intento de perforar la portería del guardameta del Athletic de Bilbao dando un balón de oxígeno a los nuestros.

El penalti hizo que Brasil se lo creyese y fuese a apretar arriba a una España que iba perdiendo balones cerca de su área como si no penalizase. Ya al borde del descanso, en la última jugada, los cariocas ganaron en hambre e intensidad a los nuestros. Alves salvó en la línea de fondo un envío que era una sandía dejando el balón dentro del área con bote alto. Ni Eric García ni Pau Torres se pusieron de acuerdo para cabecearlo y allí estaba preparado con la caña Cunha para anotar un tanto que era más que psicológico.

España compareció en la segunda mitad en Yokohama muy groggy. Luis de la Fuente había intentado cambiar la cara al equipo metiendo a Carlos Soler y Bryan Gil, pero Brasil seguía teniendo veneno en cada acercamiento. En el minuto 51, los vigentes campeones olímpicos se quedaron a milímetros de sellar un nuevo título. Anthony y Richarlison se combinaron para que el jugador del Everton sentase nuevamente a los centrales españoles quedándose franco para fusilar a Unai Simón. El portero se hizo gigante en un abrir y cerrar de ojos y desvió el remate del brasileño al larguero.

Los nuestros estaban en la lona y casi pidiendo el cambio. España no podía superar la presión por el centro de Brasil, pero por bandas empezaron a abrirse vías de agua. En un tremendo centro de Carlos Soler al segundo palo, Oyarzabal ganó la espalda a Dani Alves para conectar un voleón que se coló por la escuadra. Se vio oxígeno y alivio en una ‘Rojita’ que casi tiró la toalla.

Dos largueros en tres minutos

España tuvo en su mano evitar una prórroga –ya van unas pocas este verano– con dos grandísimas oportunidades en las que la fortuna no estuvo de nuestro lado. En el minuto 85, un centro de Óscar Gil desde la banda derecha se envenenó hasta tal punto que terminó superando al portero Santos y estrellándose contra el larguero.

Tres minutos después, el azar no intervino en esta ocasión. Bryan Gil pidió el balón en la frontal del área, aprovechó el espacio que le habían dejado los defensas brasileños y envió un tremendo zurdazo al larguero. España no se podía creer que tendría que jugar una nueva prórroga tras arrinconar a Brasil de esa forma en los últimos minutos.

El tiempo adicional no sentó nada bien a los nuestros. La entrada de un viejo conocido de la liga española como el ex culé Malcom revitalizó el ataque de la canarinha generando diversas ocasiones resueltas por Unai Simón. Luis de la Fuente vio que no teníamos ya ni punch ni profundidad dando entrada a Rafa Mir en busca del gol heroico.

Con España volcada, Brasil aprovechó los huecos para hacernos un destrozo. En un pase al hueco de Antony, Malcom se midió en velocidad con el improvisado lateral diestro, Jesús Vallejo. El aragonés fue pasado por encima en un clamoroso error de cálculo que resultó en un mano a mano ex del Barça con Unai Simón. El brasileño no falló en la definición dejando a España 10 minutos por delante para intentar el empate.