Operación Titella

El socio de Moreno se siente estafado pese a declarar que la serie «no era un negocio, era un mecenazgo»

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  • Luis Miguel Montero/ Alfonso Egea

El pasado 9 de marzo declaró en la Audiencia Nacional Alejandro Roemmers principal inversor de la serie Glow and Darknes que rodaba José Luis Moreno. Cuando el productor madrileño fue detenido en el marco de la operación Titella Roemmers asegura que dejó de financiar el proyecto, pero hasta entonces había invertido 35 millones de euros, cuyo destino intenta ahora investigar la Audiencia Nacional. A pesar de sentirse estafado, el  socio de Moreno llegó a declarar durante su comparecencia que la serie para él  «no era un negocio, era un mecenazgo». Moreno está investigado por estafa, blanqueamiento de capitales y pertenencia a organización criminal.

Primero interrogó el juez, luego el fiscal y después el abogado de José Luis Moreno, que había pedido la comparecencia de Alejandro Roemmers hacía meses. Cada vez que el abogado le interrogaba sobre el pago de facturas o cuestiones monetarias, Roemmers pedía que se hiciera la pregunta a Josep Fay, un gestor que puso al frente de Dreamlight Productions, la productora que grababa la serie, cuando amplió su participación en la misma al 63 por ciento. Incluso, a mitad del interrogatorio, el abogado de Moreno le llega a decir «es como si el señor Fay fuese una persona ajena a usted, pero es la persona de confianza que representa sus intereses en Dreamlight y ¿no le da ninguna explicación?, me es imposible de entender».

Pero Roemmers se defendía recurriendo a la petición de auditoría por parte de Fay y las negativas de Moreno a someterse a ella: «me dijo que se sentiría más cómodo si hay una auditoría y lo solicitó». El abogado de Moreno preguntó entonces si existía «un burofax o requerimiento notarial al señor Moreno o a la sociedad del señor Moreno para que aporten información o documentación».

Fue entonces cuando Roemmers dijo que «todo se ha hecho amigablemente como socios, éramos socios, yo seguía aportando dinero. Estábamos haciendo una serie sobre un santo para dar un mensaje al mundo, era una cosa de mecenazgo, para mí esto no era un negocio, esto fue una acción de mecenazgo, como fue el musical Franciscus en Argentina» y añadió que «yo hice todo de buena fe y la persona encargada mía en España porque yo no estoy tanto era el señor Fay y él tenía que hacer los pagos, pero cuando tenía alguna duda yo siempre le dije que si Moreno te lo pide y está autorizado trata de pagarlo porque este hombre se pone muy mal y me llama y me dice que así no puede trabajar, que no puede ser de confianza y la verdad es que yo soy una persona que no me gusta desconfiar».

Al final de la declaración, el abogado de José Luis Moreno desveló un secreto que había trascendido, pero solo en parte, al preguntarle a Roemmers si sabía que «era una producción especialmente compleja, en escenarios internacionales y con numerosos actores. ¿Le consta que al quinto mes de la producción el actor principal decidió abandonar y hubo que repetir todas las escenas?» A esto el millonario argentino respondió que «yo no sé en qué mes fue, pero me parece que no, que fue muy al principio y sólo había rodado muy pocos días».

Una de las últimas preguntas, realizadas por la defensa de Natalia Rodríguez, sobrina de Moreno y persona de confianza en sus empresas, hizo referencia a un informe emitido por un perito, Leof, a petición de Agustín Pichot, que era la persona elegida por Roemmers para «vigilar» su inversión en Dreamlight: «hablamos muchas veces por teléfono y me comentó que a él todo le resultaba raro, que le parecía que yo había sido estafado, engañado y le resultaba imposible poder destinar el dinero a la conclusión de algunos capítulos y que si poníamos más dinero no había garantía de que no se lo embolsase directamente Moreno».

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