La directora de Ciudad de la Luz se dio contratos a sí misma, a su hermana y a su novio
Durante su etapa como directora de los estudios de cine Ciudad de la Luz construidos y gestionados por la Generalitat valenciana, Elsa Martínez pagó con dinero público contratos de los que se beneficiaron su propia empresa de publicidad, su hermana, su novio y varios de sus más estrechos colaboradores. Estos pagos suman más de 100.000 euros, de acuerdo con la documentación a la que ha podido acceder OkDiario.
Gracias a las subvenciones otorgadas por la Generalitat, los estudios de cine situados en Alicante han acogido el rodaje de películas como Astérix en los Juegos Olímpicos (protagonizada por Gerard Depardieu), El camino de los ingleses (dirigida por Antonio Banderas) o Mentiras y gordas (cuya guionista fue la ex ministra de Cultura Àngeles Gonzálex Sinde).
La Generalitat se ve obligada ahora a vender los estudios de cine Ciudad de la Luz porque las subvenciones que dio a los rodajes son ilegales
El entonces vicepresidente de la Generalitat, Gerardo Camps, nombró a Elsa Martínez Portero directora de los estudios Ciudad de la Luz el 6 de agosto de 2009. Para evitar incurrir en incompatibilidad, pocos días después cesó como administradora única de las dos agencias de publicidad que había fundado, Año Cero Comunicación y Espacio Cero Comunicación.
Aunque oficialmente se desvinculó de ambas empresas (que quedaron bajo la administración de su hermana, Laura Martínez), siguió gestionándolas en la sombra, tal como acreditan los correos electrónicos a los que ha tenido acceso OkDiario.
Dado que venía del mundo de la publicidad y carecía por completo de conocimientos sobre el cine, Elsa Martínez recurrió a uno de sus antiguos colaboradores para que actuara como conseguidor: José Manuel Llorca negociaba con las productoras que iban a grabar películas en Ciudad de la Luz, al mismo tiempo que vigilaba las finanzas de las dos agencias de publicidad de su directora.
Los rodajes de Bigas Luna y Álex de la Iglesia
Elsa Martínez usó a Llorca para desviar fondos públicos de Ciudad de la Luz a su propia empresa de publicidad. Uno de los empleados de Año Cero, Francisco Alonso, emitió el 30 de octubre de 2009 una factura de 2.262 euros por servicios prestados a los estudios de cine de la Generalitat, como el montaje del stand de Ciudad de la Luz en la Fashion Week Cibeles 2009 y el «transporte y protocolo de actores en la Mostra de Valencia».
En un correo electrónico enviado desde su cuenta de Año Cero, Alonso explica que ha negociado personalmente estos conceptos con Ángela Ferrando, la secretaria de Elsa Martínez en Ciudad de la Luz. Tres días después, José Manuel Llorca dio instrucciones por escrito para reelaborar esta factura y emitirla a nombre de una de sus empresas, Nilumaly Consultores, para evitar que apareciera el nombre de la agencia de Elsa Martínez.
«Estos son los conceptos por los hay que facturar a Ciudad de la Luz igual que hicimos la otra factura», explica Llorca a la administrativa de su consultora, «y luego nosotros le pagaremos este importe a Paco Alonso y el IVA nos lo quedamos para declararlo cuando corresponda. Pon en la cuenta de abono una que no tengamos mucho movimiento, que esto se hace porque no puede facturar a Ciudad de la Luz Año Cero y Espacio Cero».
Es decir, Elsa Martínez pagaba con fondos públicos de Ciudad de la Luz a los empleados de su propia agencia de publicidad, utilizando para ello la empresa de Llorca como pantalla.
En otras ocasiones utilizó a una empresa de gimnasios con sede en Aspe (Alicante), Bas Bernard, como pantalla para facturar los servicios que en realidad realizaban los empleados de su agencia: 24.250 euros por la organización del evento de presentación de Balada triste de trompeta, dirigida por Ángel de la Iglesia, y 27.637 euros por organizar la premier de Didi Hollywood, de Bigas Luna.
Le regalaron todo el vestuario
Los mismos correos electrónicos demuestran que, mientras dirigía la empresa pública de la Generalitat, Elsa Martínez seguía siendo la responsable de Año Cero (aunque sobre el papel aparecía su hermana como administradora).
Así lo reconoce ella misma en un email dirigido el 16 de abril de 2010 a su secretaria, Ángela Ferrando, a la que explica que está trabajando en el proyecto de «fusión de Año Cero con un grupo empresarial muy fuerte. No ha podido ser antes porque me falló un cabrón (sic) con una operación que daba por segura, pero tranqui que lo tengo muy muy perfilado. Esta semana te digo algo ya».
Ya el 15 de septiembre de 2009, pocas semanas después de que asumiera el cargo de directora de Ciudad de la Luz, una conocida firma de ropa decidió regalarle a Elsa Martínez el vestuario que necesitaba para lucir adecuadamente en los actos protocolarios.
Esa firma comercial lo comunicó así en un correo electrónico dirigido, directamente, a Año Cero: «Hoy os enviamos una selección de prendas para Elsa, tal y como habíamos comentado. Lo haremos llegar directamente a Ciudad de la Luz, a la atención de Elsa (…). Aquello que no os encaje o que no hayamos acertado con la talla, nos lo devolvéis (…). Id haciendo uso, y en un mes (más o menos) hacemos un cambio y renovamos todo con prendas más abrigaditadas y distintas».
La muerte del director Luis García Berlanga, que había sido uno de los impulsores de los estudios Ciudad de la Luz, también sirvió para que Elsa Martínez favoreciera con dinero público a su propio novio y a sus más estrechos colaboradores.
El homenaje a Berlanga
Desde la dirección de los estudios de cine de la Generalitat, Elsa Martínez convocó un «procedimiento negociado» para contratar la celebración de un homenaje a Berlanga y el rodaje de un documental sobre su vida, que se tituló Berlanga, plano personal.
Antes de que concluyera el plazo oficial para la presentación de ofertas, adjudicó ambos contratos a la sociedad Nuevas Estrategias de Comunicación Integral, cuyo administrador único es Rogelio Guerra Gonzálvez: la organización del homenaje por 12.533 euros y la producción del documental por 29.600 euros.
El entonces novio de Elsa Martínez, Javier Castelló, participó en el documental como «ayudante de producción» (como chófer del director en la búsqueda de localizaciones, entre otros cometidos, aunque asegura que no cobró por ello), mientras que su jefe de prensa en Ciudad de la Luz, Roberto Cabezas, cobró 3.000 euros como guionista, según el presupuesto aprobado.
Y aunque el contrato de 29.600 euros adjudicado a Rogelio Guerra cubría teóricamente todos los gastos de producción del documental, Ciudad de la Luz pagó en facturas aparte otros 7.954 euros por la sonorización del documental y otros 8.260 euros por el montaje, además de otras partidas como la fase de postproducción. De este modo, el coste real del documental de 22 minutos llegó a duplicarse, al pagar la empresa pública dos veces por los mismos conceptos.
La Generalitat valenciana (gobernada hoy por el PSOE y Compromís) se ve abocada ahora a desmantelar y vender en varios lotes las instalaciones de Ciudad de la Luz, pues la Comisión Europea ha determinado que las subvenciones que otorgó durante años por importe de 265 millones de euros para rodar películas en estos estudios atentan contra la libre competencia y por tanto son ilegales.