La Guardia Civil vigiló durante 10 meses en 2005 la casa del imán de Ripoll por sus vínculos con el yihadismo
El Servicio de Información de la Guardia Civil vigiló durante 10 meses, entre enero y octubre de 2005, el piso de la calle Lepanto de Vilanova i la Geltrú en el que en aquel momento vivía el imán Abdelbaki Es Satty (considerado como el cerebro de los atentados de Las Ramblas y Cambrils) por sus vínculos con el yihadismo.
La vigilancia se llevó a cabo en el marco de la Operación Chacal, que se había iniciado en agosto de 2004, tan sólo cinco meses después de los atentados del 11M. Tal como explica la Guardia Civil en un informe dirigido al juez Baltasar Garzón, los agentes habían tenido conocimiento de que en la mezquita Al Furkan y en el piso de la calle Lepanto (donde vivía entonces el imán de Ripoll) se celebraban reuniones de un grupo reducido de residentes musulmanes, en las que se defendía un discurso radical del Islam y la necesidad de practicar la Yihad en regiones como Irak, Afganistán y Palestina.
El informe, elaborado en enero de 2006, deja constancia de al menos seis reuniones celebradas en el piso de la calle Lepanto, en las que se habrían realizado estas proclamas. El presunto jefe de la célula yihadista era Mohamed Mrabet Fahsi, quien vivía en el mismo piso junto al imán de Ripoll.
De forma muy llamativa, el imán Abdelbaki Es Satty no aparece mencionado entre los asistentes a estas reuniones, que se celebraban en su propia casa. Como ha informado OKDIARIO, un testigo protegido identificado como B-5 señaló a la Guardia Civil a una decena de miembros de la célula yihadista que se reunían en este piso de la calle Lepanto.
El testigo protegido da marcha atrás
En su primera declaración ante el juez, en octubre de 2005, el testigo protegido afirmó que Mohamed Mrabet era «el líder de la célula, así como el encargado desde la captación, adoctrinamiento, contacto y envío de jóvenes de origen árabe desarraigados, residentes en Vilanova i la Geltrú, hasta zonas de conflicto, concretamente Irak, al objeto de realizar la labor de mujahidines».
De hecho, la Guardia Civil pudo constatar que dos de los miembros de la célula, Hassan Mourdoude y Ahmed Said Hissisni, habían viajado hasta Siria, donde fueron detenidos y deportados a Marruecos cuando intentaban entrar en terreno iraquí para actuar como terroristas suicidas.
En el mismo piso de la calle Lepanto que la Guardia Civil vigiló durante diez meses, el imán de Ripoll había vivido con el ciudadano argelino Bellill Belgacem, quien a finales de 2003 había viajado a Irak para perpetrar un atentado suicida contra la base italiana de Nasiriya (Irak), en el que asesinó a 28 personas.
Tras constatar estos hechos, la Audiencia Nacional ordenó en enero de 2006 detener a 14 miembros de la célula yihadista de Vilanova i la Geltrú que operaba desde el piso en el que residía el imán de Ripoll. Sin embargo, cuando fue conducido a declarar ante el juez Garzón, en junio de 2007, el testigo protegido B-5 se desdijo de su declaración inicial. Admitió que conocía a todos los detenidos, pero afirmó que les había acusado de pertenecer a una célula yihadista porque la Policía le había «presionado».
Se equivocaron al pinchar su móvil
Este es uno de los principales motivos (junto con la anulación de una parte de las escuchas telefónicas) por los que todos los acusados de la Operación Chacal quedaron finalmente absueltos por el Tribunal Supremo, tras ser condenados a siete años de cárcel en la Audiencia Nacional.
Como ha informado OKDIARIO, el juez Fernando Grande-Marlaska ordenó en octubre de 2005 pinchar el teléfono del imán Abdelbaki Es Satty, dados los vínculos personales que mantenía con casi todos los miembros de la célula, pero un mes después levantó la medida ante la falta de resultados obtenidos.
En realidad, el imán utilizaba habitualmente un teléfono móvil distinto al que fue pinchado, lo que explica que la intervención de su línea no revelara ningún dato útil para la investigación.
Doce años después, Es Satty se convirtió en el cerebro de los atentados de Barcelona y Cambrils, pero murió pocas horas antes del atropello masivo de Las Ramblas cuando intentaba fabricar explosivos en el chalé de Alcanar (Tarragona) en el que los miembros de la célula ocultaban más de un centenar de bombonas de gas.