Garzón sacó de Guantánamo a dos miembros de Al Qaeda que han seguido reclutando yihadistas en España
Dos de los cuatro miembros de Al Qaeda que el juez Baltasar Garzón sacó de la prisión de Guantánamo se han dedicado de nuevo, una vez en libertad en España, a reclutar yihadistas para cometer atentados. Uno de ellos, Lahcen Ikassrien, había exigido al Estado español una indemnización de 784.000 euros por los cuatro años que pasó en cautiverio.
El juez Garzón inició además una causa para procesar al ex presidente de Estados Unidos George W. Bush y a su ex secretario de Estado de Defensa Donald Rumsfeld, por aplicar supuestas torturas a estos terroristas. La Audiencia Nacional ha archivado finalmente este procedimiento.
A instancias de Baltasar Garzón, el Gobierno español obtuvo la extradición de cuatro miembros de Al Qaeda que permanecían detenidos en la base militar de Guantánamo (Cuba), que ha operado como un limbo legal en la batalla emprendida por Estados Unidos contra el terrorismo yihadista.
Uno de ellos era Lahcen Ikassrien, quien había sido detenido en 2001 en Afganistán tras mantener varios contactos con el sirio Abu Dahdah, considerado como el máximo responsable de Al Qaeda en España.
Presentado por Público como un héroe
Gracias a esta medida, Lahcen Ikassrien llegó a España en 2005. Tras pasar cuatro años interno en Guantánamo, pudo regresar a España gracias a la mediación del juez Garzón. Entonces concedió una entrevista al diario podemita Público en la que declaró: «Espero que los responsables de nuestra detención sean algún día capturados y encadenados de pies y manos igual que estuvimos nosotros».
En la misma entrevista, negó que hubiera viajado a Afganistán para combatir junto a los mujahidines: «Yo soy musulmán y quería vivir con los musulmanes. Para mí era un país auténtico para vivir con mucha libertad. Si te gusta vivir con los gais, vives con los gais». A él no le gustaba demasiado, y por eso decidió marcharse a uno de los lugares más violentos del planeta, Afganistán.
Un año después de llegar a España, quedó en libertad y fue absuelto del delito de pertenencia a organización terrorista, ya que la Audiencia Nacional declaró ilegales las pruebas obtenidas durante su interrogatorio en Guantánamo.
Representado por el diputado de la CUP Benet Salellas como abogado, reclamó entonces al Estado una indemnización de 784.000 euros por el tiempo que había permanecido en prisión. Sus pretensiones fueron rechazadas.
«Soy inocente, no soy un terrorista»
Pero Lahcen Ikassrien no tardó en volver a las andadas. En junio de 2014, volvió a ser detenido por la Policía en Madrid, como responsable de la llamada «Brigada Al Andalus», que había reclutado en España y Marruecos a nueve yihadistas para enviarlos a combatir a Siria e Irak. Esta vez, no en las filas de Al Qaeda, sino de Estado Islámico (ISIS).
La célula yihadista operaba desde varias viviendas del barrio de La Concepción de Madrid y recaudaba fondos en la mezquita de la M30 para financiar los atentados. Por estos hechos, Ikassrien fue condenado el pasado mes de mayo a una pena de 11 años de cárcel.
Su caso es muy similar al de Hamed Abderramán Ahmed, nacido en Ceuta y conocido como el talibán español. Fue detenido en 2002 por las tropas americanas en la frontera entre Afganistán y Pakistán, donde combatía junto a los mujahidines. Tras pasar dos años en Guantánamo, llegó a España en febrero de 2004, también extraditado a petición del juez Garzón.
Tras depositar una fianza de 3.000 euros, quedó en libertad en julio de 2004. En declaraciones a los periodistas, negó pertenecer a Al Qaeda y condenó los atentados del 11M: «Soy inocente, no soy un terrorista», señaló, «estuve en el lugar inadecuado en el momento inadecuado. Estoy en contra de los atentados porque la violencia va en contra de los principios islámicos».
Un millón de libras de indemnización
Y añadió, en declaraciones recogidas por el diario El País: «No odio a nadie, ni a ninguna religión y etnia. El tiempo demostrará que soy un chico normal, soy inocente». No ha sido exactamente así. El talibán español volvió a ser detenido en 2016 en España, acusado de captar y adoctrinar a menores para enviarlos a combatir en las filas de Estado Islámico.
Otro de los yihadistas que Garzón sacó de Guantánamo, Omar Deghayes, se fue a vivir al Reino Unido al quedar en libertad y allí logró que el Gobierno británico le concediera una indemnización de un millón de libras, para compensarle por su sufrimiento en la base militar de Cuba. Ahora, dos de sus sobrinos se han unido a Estado Islámico y se han marchado a combatir a Siria, donde han sido abatidos según ha informado la prensa británica.