Es Satty se fue de rositas en la ‘operación Chacal’ porque la Policía pinchó por error un móvil que no era suyo
La Policía, en medio de una operación antiyihadista, conocida como Chacal contra una célula de Al Qaeda en Cataluña, pinchó en octubre de 2005 de manera equivocada un teléfono móvil de Vodafone convencida de que su usuario era Abdelbaki Es Satty, el jefe del comando de los atentados de Barcelona y Cambrils. Sin embargo, semanas después, los agentes antiterroristas se percataron de que aquella intervención telefónica resultaba infructuosa porque Es Satty no volvió a hacer uso del móvil y mantenía sus contactos, supuestamente, a través de otro aparato.
En aquellas fechas, el imán de Ripoll, que llevaba tres años viviendo en Cataluña, estaba vinculado, junto con su primo, a una célula terrorista que tenía su base en Vilanova y la Geltrú. El grupo estaba dirigido por Mohamed Mrabet, considerado por los investigadores internacionales como el hombre de Ansar Al Islam y del Grupo Islámico Combatiente Marroquí en España, organizaciones fundamentalistas conectadas con Al Qaeda, antes de que irrumpiera en el Daesh en el terrorismo internacional. Ambos grupos habían participado en la matanza de Madrid, contra los trenes de Atocha, y de Casablanca, contra la Casa de España.
Aquel error policial, confundiendo el móvil de Es Satty, impidió que los agentes policiales pudieran realizar un severo seguimiento contra el entonces estrecho colaborador de Mohamed Mrabet, un carnicero marroquí que también era el responsable en Vilanova y la Geltrú de la comunidad Al Kaala (La Fortaleza de los Guerreros).
Una fuente policial, experta en terrorismo que participó en la operación Chacal, manifestó a OKDIARIO que no puede considerarse de error policial lo sucedido con el teléfono de Es Satty porque también ha sucedido en otras investigaciones: “Se hace un seguimiento al líder del grupo y, paso a paso, se extiende la investigación a todas las personas con las que va contactando. Si el marroquí Es Satty aparece hablando desde un determinado número de teléfono, inmediatamente, ese número es el que pasa a tener interés para nosotros. Se pide al juez su pinchazo, pero si después el terrorista habla desde otro celular o mantiene sus conversaciones cara a cara, escapa a nuestro control”.
El agente antiterrorista pone como ejemplo el caso de un investigado en la operación Dátil contra la conexión de Al Qaeda en España, tras los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York. En las conversaciones telefónicas intervenidas al jefe de la célula española, Abu Dahdah, éste se refería a un tal ‘El Tunecino’, que quedó fuera de las detenciones por falta de pruebas. Sin embargo, años después Serhane Ben Aldelmajid Fakhet, aparecía en escena como uno de los jefes del comando que perpetró en Madrid el atentado del 11-M. ‘El Tunecino’ fue uno de los yihadistas que se inmoló en un piso de Leganés cuando iba a ser detenido por la Policía.
Nunca fue procesado por terrorismo
El imán de Ripoll, aunque su nombre aparecía en las intervenciones telefónicas como uno de los interlocutores de Mrabet con quien también realizó varios viajes fuera de Cataluña, nunca fue procesado por la Audiencia Nacional por falta de pruebas.
El Juzgado Central de Instrucción número 5 procesó a finales de 2007 a 22 yihadistas. Dos años después, la Sala de lo Penal sólo condenó a cinco de ellos, entre quienes se hallaba Mohamed Mrabet. Finalmente, el Tribunal Supremo anuló toda la causa alegando indefensión e irregularidades en el proceso.
La intervención telefónica fue autorizada a los agentes de la Comisaría General de Información de la Policía por el magistrado Fernando Grande-Marlaska, que había sustituido al juez Baltasar Garzón al frente de la investigación, tras pedir éste una excedencia. Las pesquisas fueron desarrolladas conjuntamente por la Guardia Civil y la Policía después de que dos operaciones antiterroristas, Camaleón y Chachal, se fusionaran en una.