La Fiscalía propicia la libertad de Griñán pero mantuvo en prisión a Zaplana 259 días pese a los forenses

Zaplana Griñán
Manuel Cerdán

La Fiscalía Anticorrupción ha propiciado que el ex presidente de la Junta de Andalucía y del PSOE José Antonio Griñán no ingrese en prisión por el tratamiento de un cáncer de próstata mientras mantuvo entre rejas 259 días a Eduardo Zaplana, en tratamiento tras un complicado trasplante de médula para superar una leucemia.

El fiscal, Pablo Ponce, y la juez del caso Erial, Isabel Rodríguez, desoyeron las recomendaciones de los forenses del Instituto de Medicina Legal (IML) de Valencia -un organismo perteneciente a la Consejería de Justicia de la Generalitat valenciana- que se pronunciaban a favor de la excarcelación de Zaplana. Según los médicos, el ex ministro del PP había experimentado un “importante deterioro físico con una marcada astenia (agotamiento) y anorexia (delgadez extrema), así como una importante caquexia (pérdida de masa muscular)”.

En un informe presentado en el Juzgado de Instrucción número 8 de Valencia, el 31 de mayo de 2018 -una semana después del ingreso de Zaplana en la prisión de Picasent (Valencia) como preventivo por los delitos de cohecho, blanqueo de capitales, malversación y prevaricación- los médicos forenses Matías Vicente Mendoza y Rosario Romero argumentaban sus observaciones que no descartaban el fallecimiento del recluso: “Nos encontramos ante un sujeto cuya gravedad clínica viene determinada por el cuadro profundo de inmunosupresión, que le condiciona una situación mayor de riesgo de sufrir infecciones oportunistas que pueden causar complicaciones que agraven de forma severa, hasta incluso riesgo de muerte, su situación clínica”.

Diagnóstico alarmante

Y los forenses Mendoza, jefe del Instituto de Medicina Legal de Valencia y todo un histórico de la especialidad, y Romero señalaban en su informe: “La atención y control sanitario en el centro penitenciario es totalmente correcto, encontrándose ingresado en el módulo de enfermería, pero las condiciones de falta de asepsia del entorno condicionan al paciente una morbilidad significativa muy alta. Por tanto, su estancia en el centro penitenciario incide de forma muy negativa en la patología que sufre el informado”.

A pesar de tan alarmante diagnóstico, ni el fiscal ni la juez tuvieron el más mínimo sentimiento de humanidad y optaron por mantener a Zaplana entre rejas a costa de su vida. Al contrario de lo ocurrido con Griñán. Incluso, la magistrada, en un auto dictado el 1 de junio de 2018 en respuesta al informe de los forenses, que fue suscrito por la Fiscalía Anticorrupción, frivolizaba sobre la salud del ex presidente autonómico valenciano. Llegó a afirmar que el ex político, antes de su detención, frecuentaba los restaurantes sin usar la mascarilla “en un medio hostil donde podía coger cualquier tipo de virus”.

El riesgo de contagio existe en su vida cotidiana, y más asépticos que una enfermería no lo es un restaurante por poner un ejemplo, y sin embargo acude a los mismos”, según la visión de la juez.

La juez señalaba en su auto que Zaplana se encontraba en perfecto estado

El mismo escrito, señalaba, en contra de la versión de los médicos forenses, que Zaplana se encontraba en perfecto estado: “Independientemente de la enfermedad que padecía”. Un cáncer de médula que, a diferencia de Griñán que lo cuida en su domicilio particular, el ex ministro del Gobierno de José María Aznar lo superaba en la cárcel sin las garantías de esterilización, donde los reclusos se encargan de la limpieza de sus propias celdas.

La instructora del caso Erial, Isabel Rodríguez, con la anuencia del fiscal Ponce, debía de disponer en aquellas fechas, de manera contundente, de las suficientes pruebas que condujeran a Zaplana al banquillo para afirmar en su auto una respuesta tan categórica:  “Siendo una posibilidad que asume o debe de asumir quien presuntamente comete un delito y cuyas consecuencias debe de aceptar desde que presuntamente lo comete, siendo por lo tanto él el único responsable de las consecuencias de sus actos”.

Falta de pruebas

Sin embargo, en esa época, tras revisar el sumario exhaustivamente, las diligencias carecían de peso y tan sólo contaba con el fantasmagórico documento encontrado por el sirio Imad Al Naddaf Yaloud en un armario de un piso que había sido propiedad de Zaplana. La declaración por videoconferencia del supuesto testaferro, el uruguayo Fernando Belhot, que supuso la puntilla contra Zaplana, no se produjo hasta enero de 2019.

El bloqueo de las cuentas de Belhot no se produjo hasta que Zaplana ingresó en prisión y la solicitud de su detención no llegó hasta el 28 de mayo de 2018 con el ex presidente valenciano ya en la cárcel. Aquellas diligencias sirvieron para prorrogar el secreto del sumario. Por tanto, Zaplana se jugaba la vida en la cárcel sin saber de qué lo acusaban y de las pruebas que existían contra él.

Mientras Zaplana permanecía en prisión, el testaferro uruguayo tuvo tiempo para desviar de la supuesta cuenta de Zaplana en Suiza 510.000 euros y realizar otras operaciones financieras. Las transferencias del dinero se produjeron entre el 4 de junio y el 3 de agosto de 2018.

En contra de la versión de los forenses, Zaplana continuó en prisión hasta que, en enero de 2019, el testaferro Belhot declaró desde Montevideo por videoconferencia. En su testimonio afirmó que los 6,7 millones de una cuenta de Suiza eran de Zaplana y se comprometió a devolverlos. Había cerrado un pacto con Anticorrupción, el 14 de diciembre, cuando el fiscal Ponce, tras un viaje a Montevideo acompañado por agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, acordó transformar su condición de investigado a la de testigo.

Se daba la circunstancia de que desde la Fiscalía Anticorrupción habían prometido a Zaplana su libertad antes de las Navidades de 2018, pero tanto la juez como el fiscal valenciano se opusieron a la excarcelación si antes no cerraban la declaración de Belhot. El ex político del PP llevaba nueve meses en la cárcel sin que el ministerio público dispusiera de pruebas contundentes.

Nuevo informe forense

Para justificar su permanencia en prisión, el Juzgado pidió un nuevo informe al Instituto de Medicina Legal de Valencia. Los mismos médicos forenses presentaron en el 14 de septiembre de 2018 su dictamen. En contra de lo manifestado cuatro meses antes, aunque el estado de salud de Zaplana no había mejorado, concluían lo siguiente: “En este momento no existe grave riesgo de salud por su mantenimiento en el centro penitenciario y la situación clínica permanece estable y no se ha agravado ni tiene por qué agravarse por su permanencia en centro penitenciario”.

Eso sí, previamente, se curaban en salud con el siguiente dictamen: “La inmunosupresión, provocada por el tratamiento, favorece la aparición de complicaciones infecciosas que, en dicha situación, pueden poner en riesgo la vida del paciente. Se encuentra estable, pero esta situación puede verse modificada, sobre todo, por la aparición de complicaciones infecciosas. En ese caso sería conveniente la revisión médica de su estado”.

Durante su estancia carcelaria, el recluso tuvo que ser trasladado en infinidad de ocasiones al Hospital La Fe de Valencia

Antes de ingresar en prisión, por culpa de la leucemia aguda mieloblástica que motivó un trasplante de médula, Zaplana sufrió un sinfín de graves efectos secundarios: reacción inmunológica por la enfermedad injerto contra huésped, pericarditis aguda, neumonía vírica que afectó todo el tracto pulmonar, trombosis venosa profunda y pulmonar bilateral múltiple, bronquitis aguda bilateral causada por un virus, reacciones alérgicas graves y otras enfermedades. Durante su estancia carcelaria, el recluso tuvo que ser trasladado en infinidad de ocasiones al Hospital La Fe de Valencia donde permaneció bajo tratamiento varias semanas.

Durante su permanencia en prisión, en junio de 2018, sufrió un grave episodio respiratorio; en julio, una candidiasis orofaríngea que afectó a la lengua, paladar, encías y faringe; y en octubre, ingresó en urgencias hospitalarias por cuadro gastrointestinal. A todo ello, habría que añadir la enfermedad de injerto contra huésped crónica, con lesiones en frente, tórax, brazos y manos, y una fascitis palmar con dos lesiones nodulares en ambas manos, según los informes clínicos consultados por OKDIARIO.

Una fuente judicial declaró a OKDIARIO que la medida del fiscal de mantener en prisión y el auto de la juez justificándola por riesgo de fuga o la destrucción de pruebas carecía de sentido: “Zaplana tuvo que ser evacuado al hospital en más de una docena de veces, donde permaneció una parte importante de su encarcelación preventiva. Cómo podía asegurar la juez y el fiscal que durante esos traslados y estancias hospitalarias Zaplana no pudiera contactar con quien quisiera para destruir unas pruebas que, por otra parte, eran inexistentes”.

Trato inhumano

A pesar de las quejas públicas de los familiares de Zaplana y de personajes públicos contra el trato inhumano al ex político, los magistrados de la Sección V de Valencia respaldaron, en diciembre de 2018, los escritos del fiscal anticorrupción y los autos dictados por la juez los días 15 y 26 de ese mes para que Zaplana siguiera en prisión. ¿En qué se justificaban? En lo mismo: riesgo de fuga y destrucción de pruebas.

Los jueces de la Audiencia Provincial, incluso, destacaban en su escrito que ese riesgo de fuga estaba justificado porque Zaplana había sido trasplantado en Houston, cuando la operación quirúrgica se había realizado en el hospital de La Fe de Valencia, como habían destacados los forenses en uno de sus informes y se había publicado en toda la prensa valenciana.

Durante los 259 días que permaneció entre rejas la familia del ex dirigente del PP reclamó hasta en cinco ocasiones su puesta en libertad provisional, apelando a un cambio de criterio de la juez y del fiscal del caso, que nunca se produjo.

Los argumentos de Griñán

La defensa de Griñán ha esgrimido los mismos argumentos que en su día utilizaron los abogados de Zaplana: la imposibilidad de recibir en la cárcel tratamiento contra el cáncer de próstata que padece y que se le conceda un indulto parcial que evite su entrada en prisión “expresamente en razones de humanidad y equidad”.

«La cárcel no es lugar donde se puedan tratar según qué tipo de enfermedades»

El propio Zaplana, en un gesto que le honra, se ha sumado a la petición de Griñán emitiendo hace unos días la siguiente nota de prensa: “La cárcel no es lugar donde se puedan tratar según qué tipo de enfermedades. En febrero se cumplirán cuatro años desde que salí de prisión provisional, donde pasé nueve meses sin ser juzgado y con informes forenses que entendían que mi estado de salud era incompatible con mi estancia en prisión. Diversas personas de distinto signo político, algunas muy alejadas de mí, denunciaron esa situación y pidieron de forma infructuosa sensibilidad ante aquella situación. Hoy, me veo en la obligación y en la necesidad moral de pedir que ni J. A. Griñán, ni nadie, en igual situación, tenga que ingresar en prisión. La justicia pierde su sentido cuando olvida las razones humanitarias”.

 

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