Cassandra dice que Hazte Oír «incita al odio» tras pedir ella «un balazo en la cabeza» para Rajoy
Una lección sobre la intolerancia en la sociedad española. La misma tuitera que reclama «un balazo en la cabeza» para el presidente Rajoy, critica el polémico autobús de Hazte Oír porque «no es libertad de expresión, sino incitación al odio».
Hazte Oír puso en marcha en mayo de 2015 una campaña en la que pedía el boicot a Coca-Cola, por emitir un anuncio en el que aparecían varias parejas homosexuales con hijos. La asociación que preside Ignacio Arsuaga sostenía que no se puede presentar a parejas del mismo sexo como «un modelo de familia feliz» y lanzó su campaña con el lema: «Si Coca Cola te cambia de familia, cambia tú de refresco».
La tuitera Cassandra Vera respondió a este llamamiento con el siguiente mensaje: «Ojalá os muráis todos, de la forma más dolorosa posible». Con anterioridad, Hazte Oír había lanzado una campaña similar, con la que consiguió que El Corte Inglés retirara otro anuncio, en el que una pareja de dos hombres ayudaba a su hijo a encuadernar los libros ante el comienzo del curso escolar.
Más recientemente, el pasado mes de marzo, Cassandra Vera se hizo eco de la polémica sobre el autobús que fletó Hazte Oír, en el que niega la diversidad sexual con el siguiente mensaje: «Los niños tienen pene, las niñas tienen vulva. Que no te engañen: si naces hombre, eres un hombre. Si naces mujer, seguirás siéndolo».
La propia presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, denunció esta iniciativa por considerar que niega el derecho a la libertad sexual. Además, Cifuentes consideró que no es buena idea que Hazte Oír lleve su polémico mensaje a los colegios de la región, donde muchos escolares sufren problemas acoso escolar debido a su identidad sexual.
La tuitera Cassandra Vera también se mostró indignada por esta noticia y escribió en su perfil de Twitter: «El autobús de Hazte Oír suponía que un niño lo viera, asimilara el mensaje y que al día siguiente agrediera a su compañera trans en el cole. No confundamos libertad de expresión con incitación al odio».
Es muy cierto que Hazte Oír ha apelado a la libertad de expresión para exigir que se permita circular a su autobús, tras presionar a Coca-Cola y El Corte Inglés para que censuren sendas campañas publicitarias porque las parejas homosexuales no responden a su «modelo de familia feliz». La libertad de expresión, como carretera de un único sentido.
Mientras tanto, la tuitera Cassandra Vera acusa a la asociación de Ignacio Arsuaga de «incitar al odio», tras haber escrito en su cuenta de Twitter decenas de mensajes en los que pide «una bala en la cabeza» para el presidente Rajoy, «una bomba bajo el coche» del ex presidente Adolfo Suárez, se mofa del accidente de Cristina Cifuentes y pide el asesinato de Angela Merkel, Fernando Sánchez Dragó y Salvador Sostres. O bien se lamenta de que la banda terrorista ETA «haya dejado a tanto hijo de puta vivo».
Ahora se reproduce la polémica: los mismos que hace un mes pedían que se prohíba circular al autobús de Hazte Oír, se escandalizan de que Cassandra Vera haya sido condenada por un delito de humillación a las víctimas del terrorismo. Y a la inversa. El debate no es sobre «los límites del humor», sino sobre la libertad de expresión y el odio como arma política.