La invasión rusa de Ucrania está sirviendo, entre otras cosas, para desmitificar en cierta medida la imagen de ejército poderoso que habían cosechado las fuerzas armadas rusas. Carros blindados atrapados en el barro, sin gasolina o siendo liquidados, agricultores ucranianos llevándose a remolque con sus tractores vehículos de millones de dólares… e incluso soldados asaltando gallineros para matar a palos a los animales y llevárselos para combatir el hambre.
En las imágenes, que circulan como la pólvora en los canales de comunicación ucranianos, se puede ver a un grupo de soldados persiguiendo a unos pollos. Les atizan con varas y los introducen en sacos. El vídeo lo graba un vecino, único testigo de ese asalto y saqueo ruso a un gallinero. «Aquí los rusos, desnazificando a los pollos ucranianos», comentan en esos grupos de Telegram.
Además, las imágenes llevan a pensar en que los soldados de la invasión a Ucrania no tiene a su disposición raciones de combate para alimentarse. De hecho, incluso han aparecido fotografías en las redes de raciones de combate caducadas en 2015, por lo que parece que el Kremlin no estaría siquiera siendo capaz de alimentar a sus tropas.
El vídeo es una muestra más de que Rusia no sólo no está ganando la guerra, sino que está perdiendo otra: la de la propaganda. La imagen de Rusia se deteriora a marchas forzadas, y con ella la de su Ejército. El mismo que hasta ahora parecía poderoso y temible.