Semana negra en África occidental con dos ataques terroristas
Las agrupaciones yihadistas están aprovechando la inestabilidad y desigualdad provocada por esta crisis sanitaria para aumentar su influencia en aquellos lugares más afectados. Es el caso de países como Camerún y Nigeria, que en la última semana han registrado 16 muertes, entre los que se encontraban miembros de las Fuerzas Armadas y civiles, en dos ataques terroristas.
El nuevo escenario dibujado como consecuencia de la pandemia de la COVID-19 ha tenido un efecto en las amenazas terroristas de carácter yihadista. Si bien en Occidente la mayor amenaza de organizaciones como Daesh o Al-Qaeda se encuentra en internet y en la radicalización de nuevos adeptos a través de la propaganda compartida en sus redes, África occidental sigue sufriendo los ataques indiscriminados de estas organizaciones terroristas
El Alto Comisionando de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) señaló que el miércoles al menos siete personas murieron y otras 14 resultaron heridas en un atentado suicida en una aldea que albergaba a personas desplazadas en el norte de Camerún.
El ataque, según medios locales, tuvo lugar el 1 de septiembre alrededor de las 18 horas en Goldave, aldea cercana a la frontera con Nigeria y que alberga a unos 18.000 desplazados internos en la región del extremo norte del país, que siguen buscando seguridad.
La agencia para los refugiados estima que 7.000 cameruneses de las aldeas de Kordo y Guérédou, fronterizas con Nigeria, han huido de sus hogares desde el 11 de agosto en busca de mayor protección.
Esta embestida de la violencia se produce apenas un mes después de que 18 personas murieran y otras 15 resultaran heridas en un ataque de un grupo armado contra el sitio de desplazados internos de Nguétchéwé el 2 de agosto.
“Estamos horrorizados por estos ataques sin sentido contra personas que han sido arrancadas de sus aldeas, que huyen de la violencia perpetrada por bandas armadas que hacen estragos en la región, solo para ser despojados de la seguridad después de que acaban de encontrar refugio en otro lugar”, denunció Olivier Guillaume Beer, representante de ACNUR en Camerún.
Beer manifestaba su preocupación ante el ascenso de los ataques contra civiles: “La matanza de civiles inocentes tiene que terminar. Eso es contrario al derecho internacional humanitario y al derecho de los derechos humanos. Hacemos un llamado a los grupos armados para que respeten los derechos y la vida de las poblaciones civiles”.
Prosigue la violencia
Los ataques recientes siguen en aumento en el extremo norte de Camerún, donde se incluyen saqueos y secuestro por parte de Boko Haram y otros grupos armados activos en la región.
Nigeria, otro país donde el terror yihadista es diario, también ha sufrido en los últimos días atentados como el que dejó el miércoles nueve soldados muertos tras una emboscada de terroristas armados contra un puesto del Ejército en el estado de Borno, en el noreste del país y centro de operaciones del grupo terrorista Boko Haram. Aunque este ataque fue reivindicado por Daesh, organización terrorista que desde 2015 unió sus fuerzas como Boko Haram. A través de un comunicado en su página web, los yihadistas afirmaron su responsabilidad del ataque que, además de los fallecidos, dejó la incautación de armas y automóviles.
El Ejército nigeriano confirmo que el noreste del país ya no está bajo el peso de la violencia yihadista, pero, a pesar de ello, la violencia se mantiene constante.
El conflicto entre el Gobierno nigeriano y Boko Haram ya se extiende durante más de diez años y van más de 30.000 civiles y miembros del personal de seguridad que han muerto, y casi tres millones de personas que se han visto obligadas a abandonar sus hogares.
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