Venezuela

Maduro copia a la Alemania nazi: las casas de opositores al chavismo aparecen marcadas con una ‘X’

Este método para señalar a sus detractores se suma a la app para denunciarlos o al vídeo del secuestro de Oropeza

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Paula M. Gonzálvez

Nicolás Maduro sigue intensificando la represión brutal contra los detractores del régimen chavista en Venezuela, represión a la que ha incorporado un método del que también se hizo uso en la Alemania nazi de Hitler: marcar las casas. Así, los detractores del narcodictador han sido señalados públicamente con la marca X en las fachadas de sus residencias en Caracas.

En uno de los vídeos difundidos por diferentes activistas y periodistas venezolanos, se aprecia cómo en uno de los barrios de la capital venezolana -el barrio 23 de Enero- se han señalado con las pintadas en negro las casas de quienes participaron en las caceroladas en protesta por el fraude electoral de Maduro. Esta zona de Caracas es, precisamente, la misma en la que están los restos de Hugo Chávez.

Este método de señalamiento público a los demócratas se suma a la aplicación que Nicolás Maduro anunció el 30 de julio para que los propios ciudadanos denuncien a los opositores. Éstas permiten subir el nombre, la foto y la dirección de cualquier ciudadano, para apuntar así a los que no sean fieles al régimen chavista. «Están haciendo una lista barrio por barrio. Es completamente terrorífico lo que ocurre», ha manifestado uno de los directores de la Fundación Libertad en sus redes sociales.

En palabras del narcodictador, la aplicación es un instrumento para que se denuncie «de manera confidencial» a quienes «han atacado al pueblo, para ir a por ellos». En la app en cuestión, aparece la opción «denuncia a guarimba fascista». Maduro también está dispuesto a censurar cualquier plataforma que permita la comunicación -es decir, en la que se pueda difundir lo que está ocurriendo-, como ya ha dejado ver con sus ataques a WhatsApp o a X (antes Twitter).

El vídeo del secuestro de Oropeza

La máquina del terror de la dictadura de Maduro no termina ahí. Hace tan sólo unos días, la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) de Venezuela publicó en sus redes sociales un vídeo escalofriante: el del secuestro de María Oropeza, opositora del partido Vente Venezuela en el estado de Portuguesa. La policía de Maduro irrumpió en su casa por la noche, tras romper la puerta, y se la llevó. El vídeo de la detención ya se había retransmitido, pero la DGCIM añadió en su publicación la música de Freddy Krueger (personaje de la conocida franquicia de terror Pesadilla en Elm Street).

En las imágenes con las que se atemoriza a la población se escucha un fragmento del tema -«uno, dos, Freddy viene por ti… Tres, cuatro, mejor cierra la puerta… Cinco, seis, coge tu crucifijo»- mientras se ve la detención arbitraria de María Oropeza y, después, una imagen de la opositora en una celda.

Qué es la ‘Operación Tun Tun’

El secuestro de Oropeza es parte de la Operación Tun Tun, el nombre que se ha dado a los arrestos masivos de manifestantes y opositores por parte del régimen tras las elecciones presidenciales del 28 de julio en las que las actas evidencian la victoria de Edmundo González, pese a los resultados que sostiene el Consejo Nacional Electoral (CNE) a los que se aferra Nicolás Maduro.

En otro acto de persecución, la Fiscalía de Venezuela ha abierto una investigación penal contra los responsables de la página web en la que la oposición demostró el pucherazo al publicar las actas de votación -más de 24.500 actas, el equivalente al 81,7% del total- . Según éstas, Edmundo González ganó en todos los estados de Venezuela, con un total del 67% de los votos.

Con la Operación Tun Tun, los detenidos se cuentan por miles. Los arrestos están siendo ejecutados por organismos como el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc); la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) o el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), que piden además que no haya «lloradera». Es más, hace unos días un joven murió a consecuencia de la salvaje paliza a la que le sometieron los agentes del régimen chavista.

A las detenciones y muertes se suman, también, las incontables desapariciones y la creación de dos nuevas prisiones de máxima seguridad que funcionarán como «granjas productivas» para «reeducar» a los presos políticos, en palabras del dictador.

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